domingo, 13 de diciembre de 2009
sábado, 21 de noviembre de 2009
Canción a Conchagua
Conchagua
DESCUBRIMIENTO DE LA BAHIA DE FONSECA.
Según un cronista regnícola, el capitán Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, Andrés Niño descubrió asimismo una isla “redonda poblada”, la de Meanguera, a la que denominó “Petronila”, por ser éste el nombre de una sobrina muy querida del aludido prelado.
ISLAS DEL ARCHIPIELAGO GOLFEÑO.
Dos de estas islas eran habitadas por indios lencas o potones desde tiempos inmemoriales: la de Meanguera, en donde existía la población del mismo nombre y la de Conchagüita, en donde los aborígenes habían fundado las poblaciones de Teca y Conxagua o Comixagoa.
En idioma lenca o poton, Meanguera significa “la ciudad de jadeìtas”, pues proviene tal nombre geográfico de las voces : mean, mian, jadeíta, chlchihuite; y guera, ciudad.
En el mismo idioma, teca, significa “valle”; y Conxagua o Comixagoa, adulteración del nombre Comizahual, significa, según el versado cronista don Juan de Torquemada, “tigre que vuela”.
LEYENDA DE COMIZAHUAL.
Según esta leyenda, doscientos años antes de la conquista hispánica, a principios del Siglo XIV, había llegado a Cerquín una señora, llamada Comizahual “que significa Tigre que vuela, porque era muy sabia, y estos Indios estiman mucho al Tigre, y así le aplicaron este nombre.”
Llegó esta heroína civilizadora a un lugar denominado Cealcoquín, cuyos moradores adoraban ídolos con caras de pumas, portando una gran piedra, con tres puntas y en extremo de cada una de ellas esculpidos tres rostros deformes. Decían los aborígenes que a Comizahual “la llevó allí el aire, y que en virtud de la piedra vencía las batallas”.
La heroína y semi diosa fundó un vasto imperio y tuvo, según unas versiones, tres hijos, aun cuando otras afirmaban que no conoció varón, pero que tuvo tres hermanos, a quienes, cuando se sintió ya vieja, repartió “las tierras, y dio buenos consejos para el buen tratamiento de sus vasallos”.
Mandó, en seguida, a hacer una cama de casa, “y vino un gran relámpago , con truenos, y vieron un lindísimo pájaro volando que porque nunca más apareció la señora, creían, que ella el pájaro, y se iba al cielo”.
Desde aquel suceso, hasta la llegada de los españoles, los aborígenes solemnizaban ese día, con grandes fiestas o mitotes.
Comizahual, que según la leyenda “hacía muchos encantos”, fundó en Cerquen una religión particular, y en memoria de sus enseñanzas y prácticas religiosas los indios lencas adoraban al Gran Padre (Itanipuca) y a la Gran Madre (Ilanguipuca), a quienes pedían salud.
Los hijos o hermanos de Comizahual, agrega la relación de Torquemada “governaron (la provincia de Cerquín) en policía, y buenas costumbres y fue gente valiente y guerrera.”
En 1574 el padre provincial de la Orden franciscana, Fray Bernardino Pérez fundó la guardianía o convento de San Andrés de Nacaome, bajo cuya jurisdicción fueron incluidos, el 15 de octubre de 1677, los indígenas que habitaban en “las islas” del antiguo golfete de Chorotega.
En 1586, en viaje de Nicaragua a México, vía Cuzcatlán-Guatemala, pasó por el archipiélago volcánico de la bahía de Fonseca Fray Alonso Ponce, padre provincial de la orden seráfica.
Según la preciosa crónica franciscana, la “Relación breve y verdadera”, que relata ese viaje, el padre Ponce se embarcó en la costa golfeña nicaragüense por la mañana del sábado 21 de junio de 1586.
“..., y habiendo doblado una gran punta que hace ---dice---, atravesaron un gran golfo de mar alta y de tumbo (la bahía de Fonseca), y pasaron por cerca de otra isla llamada Quetzaltepetl, y por otro nombre Meangola (Meanguera), en la cual hay un pueblo pequeño de indios potones (lencas) visita de nuestro convento de Nacaome del Obispado de Guatemala.”
“...: finalmente, como a las dos de la tarde, llegó la flota de canoas, andadas siete leguas largas, a otra isla llamada la Teca, y por otro nombre la Conxagua (Comizahua, Petronila, hoy Conchagüita), en la cual hay dos pueblos de indios potones (lencas) del mismo Obispado y visita que los de la Meangola , el uno se llama la Teca, y el otro la Conxagua, y dellos toma denominación la isla, cada pueblo destos dos tiene su puesto para sus canoas que son muchas...”
“...el padre Comisario desembarcó en el de Conxagua, donde le estaban los indios aguardando con agua fresca y chocolate, en un rancho que para el efecto había hecho cerca de la playa, y allí descansó hasta bien tarde que salió al pueblo por una cuesta muy alta y empinada y muy llena de piedra; tienen allí los indios un solo caballo sin otra bestia ninguna, y en él subieron los más necesitados.”
“...Los indios de aquella isla es gente muy devota de nuestros frailes, muy dócil y doméstica, estaban contentísimos de ver al padre Comisario general en su tierra, y con él tantos religiosos, cosa que ellos nunca había visto, ni aun por ventura verán otra vez, hiciéronle mucha caridad y regalo, trajéronle para aquel día y para el lunes siguiente (23 de junio de 1586), que fue vigilia, mucho pescado fresco, ostiones, lezas yagujas y otros pescados, y para el domingo (22 de junio de 1586) gallinas dela tierra (huaxolotes, chompipes o pavo común) las que fueron menester.”
“...Díjoles misa aquel domingo, y lo menos hicieron los demás frailes allí en Conxagua, excepto uno que fua a decirla a Teca, que está media legua de allí, con lo cual quedaron consolados los unos y los otros, etc.”
Y luego agrega: “Sin las islas sobredichas hay allí cerca otras algunas, todas despobladas, una dellas se llama Matzatepetl (Punta Zacate o Zacatillo), en que dicen lhay gran suma de venados; solía haber en ella un pueblo pequeño de indios potones (lencas), y pasaronse con los de Quetzaltepetl (Meanguera); otra hay llamada Tecuantepetl (Isla del Tigre), que quiere decir Isla de Leones, porque dicen que está poblada dellos, y otra que dicen Tzinacatepetl (Zacate Grande), donde hay infinidad de murciélagos.”
Los nombres dados a las islas del archipiélago golfeño, en la “Relación breve y verdadera”, son todos de origen pipil-náhuat y esto pone en evidencia la influencia de los pueblos nahoas en esa región.
Quetzaltepetl, nombre dado a la isla de Meanguera, significa “cerro de los quetzales”, de quetzal, ave vernácula de la América Central, de bellisimo y resplandeciente plumaje, y tepetl, cerro, montaña, localidad.
Matzatepetl, nombre dado a la isla de de Zacatillo o Punta Zacate, significa “cerro de los venados”, de mazat, venado, corzo, siervo, y tepetl, cerro, montaña, localidad.
Tecuantepetl, nombre dado a la isla del El Tigre, significa “cerro de los tigres”, de tecuant, puma o jaguar, y tepetl, cerro, montaña, localidad.
No sin grandes trabajos ni penalidades, los frailes seráficos lograron edificar una ermita en el pueblo de Teca, que pusieron bajo el patronato de la Virgen Santa Ana, cuya solemnidad litúrgica se celebra anualmente el 25 de julio, y otra en el pueblo de Comizahual, Comixagoa o Conxagua, colocada bajo la advocación de Santiago, el Apóstol, cuya festividad se celebra el 24 de julio de cada año.
En un curioso y detallado informe, escrito por don Francisco Valverde de Morcade en Trujillo, el 24 de agosto de 1590, se hace la siguiente descripción del archipiélago golfeño:
“El puerto y baya de Fonseca está en trece grados y medio; hace la baya por la bande del este, una punta que llaman la Cocibina (Cosigüina) y por la del ueste, la punta de Martín López (punta Amapala), entre la punta de Cocibina a la de Martín López hay ocho leguas; dentro de la boca de esta baya ay dos isla principales que son Miangola (Meanguera)y Comixagoa (Conchagüita) que hazen el puerto; están con la punta de la Cocibina nor norueste su sudueste, y con la punta de Martín López nordeste sudeste. Haze tres canales que por cualquiera de ello pude entrar cualquier gran nabío; ay donde menos fondo en ellos diez bracas. La principal canal para lo que se pretende es entre la tierra firme de Amapal (Amapala, hoy Pueblo Viejo) y la Comixagua. Amapal es tierra firme con el asiento de Francisco López Quintero; sigue la canal por entre la tierra firme y una isla que llaman Mazatepeque (Zacatillo o Punta Zacate); en toda esta canal ay nuebe, diez, once y doce bracas de fondo hasta ponerse con el propio pueblo de Amapal; desde Amapal a la punta de Zirama es todo bay, ay quatro leguas desde la punta de Zirama hasta Amapal, tiene una canal de dos mi pasos, tiene seys y siete bracas de fondo la dicha canal.”
En 1596 los frailes seráficos, a expensas del convento de San Andrés de Nacaome, fundaron la guardianía de Nuestra Señora de las Nieves de Amapala, y en su jurisdicción cayeron los pueblos lencas insulares.
Invasión piratica. En 1682 los piratas ingleses causaron destrucción y muerte en los pueblos lencas insulares.
Sus habitantes fueron despojados de sus bienes, destruídas las viviendas y violadas las mujeres, por cuya causa viéronse obligados a emigrar a la tierra continental.
Los tecas y conxaguas, una vez ganada la costa, fuéronse a poblar un desconocido paraje de la extensa hacienda de Sirama, mientras los meangueras de trasladaron a Nacome.
El 26 de diciembre de 1683, por lmedio del alcalde José Gabriel, de los regidores Sebastián Marcos y Antonio de Aranda y del alguacil mayor Sebastián “...que por hayarnos –dicen---desamparados de nuestro pueblo; por habernos saqueado y destrozado el enemigo pirata, en la Ysla donde lo citabamos antiguamente se sirviese Vuestra Señoría mandar librar despacho a favor de nosotros, para que en su virtud procediese el Gobierno General a darnos tierras en la inmediación del Volcán de Amapala y Serro de buena vista, para sitio de nuestra población y sementeras; en razón que somos llevados del servicio desu Majestad como sus leales basayos y tributarios y a que desde que el pirata nos robó, nos hayamos sumamente pobres.”
Las autoridades resolvieron la petición favorablemente, pues en el “Testimonio de las tierras de Amapala y Chiquirin”, extendido a favor del pueblo de Conchagua, consta que:
“...con asistencia del Alferes Ambrosio Flores de Bargas, teniente de esta jurisdicción se les (señaló) tierras para sus sementeras y estancia de comunidad sin perjuicio de las que tienen los indios del pueblo de Conchagüita.”
En otro pasaje del documento, aparece que el alcalde Meanguera don José Gabriel, “pasó al paraje expresado y pasearon el lugar donde devían poblarse e hizo otros actos de posesión con que las adquirió (libre y ) pacíficamente, sin contradicción alguna la que estuvo prsente Jerónimo Pablo que hace oficio de Alcalde y Jues del pueblo de conchagüita”, quien consintió en presencia del referido Alférez y de los testigos Cristóbal de Chávez, Pedro Núñez y Francisco Diazbuenos.
Con fecha 4 de enero de 1685, Pedro Núñez, informando sobre el cumplimiento de su comisión, expresó la que sigue ante el capitán Antonio de Ayala:
“...que en virtud de la comicion (fueron a) la Ysla y pueblo de Mianguera, en compañía de José Gabriel Alcalde y Antonio de Aranda, Sebastián Marcos, Regidores y Sebastián Hernández, alguacil mayor de dicho pueblo y todos los demás naturales y en cumplimiento de lo mandado, y habiendo sacado los bastimentos y trastos que habían en las casas, los quemò y brazó todos (consumó los platanares y) los árboles frutales y segó (los posos de ) agua dulce, y que sólo la Yglesia por ser de teja se quedaron desvantandola para aprovechar sus materiales.”
Demarcadas las tierras a los mengueras para sus sementeras, con muchos ojos de agua, la autoridad colonial acordó que quedaron agregados al pueblo de Conchagua, fundado hacia poco por los emigrantes de Teca y Comizahua, como se desprende del pasaje que en la parte pertinente dice: “para estas provincias es de gran utilidad quedar el pueblo (de Meanguera) avecindado ala población de los naturales de la Ysla de Conchagüita por estar inmediato al embarcadero de camino real”.
El Pueblo de Amapala: En el lugar conocido hoy con el nombre de “Pueblo Viejo”, a pocos kilómetros al Sur de la ciudad de San Carlos de la Unión, cuyas ruinas indo-coloniales cubre la maleza, existió el puerto marítimo de Amapala, fundado en tiempos muy remotos por indios lencas o potones.
El nombre vernáculo de esta población, Amapala, significa en idioma poton “cerro de culebras”, pues proviene de amap, culebra; y pala-bay, cerro. También puede traducirse por “cerro de maizales”, de ama, maíz; y pala, pala-bay, cerro.
En las tasaciones de pueblos e indios tributarios de 1548 de 1548 es citado como pueblo de la jurisdicción de la villa de San Miguel, pero no se indica el número de jefes de familia tributarios.
El 15 de octubre de 1577 fue puesto este pueblo lenca bajo la jurisdicción del convento franciscano de San Andrés de Nacaome.
El 23 de junio de 1586 desembarcó en el puerto de Amapala Fray Alonso Ponce, padre comisario de la Orden Seráfica, y según refiere la “Relación Breve y Verdadera”:
“...Estaban los vecinos aguardándole en la playa con chocolate, puestas sillas en que descansase con sus compañeros, y como todos iban fatigados del almaramiento, descansaron un poco á la sombre de un gran árbol y muy coposo, que lleva una fruta llamada manzanillas de la costa, porque parece á las manzanas de Castilla, son pequeñas y con sus pepitas se purgan los españoles de aquella tierra; luego fue el padre Comisario al pueblo, que está como un tiro de piedra de allí, del cual le salieron á recibir todos los indios é indias, puestos en procesión con una devoción estraña, y le hicieron muicha caraidad, aunque á vueltas de esto no faltaron mosquitos que le fatigaron. Descansó allí aquella noche, en que llovió muy bien, y á la mañana martes dia de San Juan Baptista, dijo misa al pueblo, la cual oyeron los vecinos y otros indios de los lugares comarcanos y unos españoles de una estancia, que todos quedaron consolados”.
Fray Esteban de Verdalet, en viaje de Guatemala a Nicaragua, embarcase en el puerto de Amapala, a fines de 1593 y refiere el cronista de la Orden Fray Francisco Vásquez que en esa ocasión se informó “de la administración de indios que tenían en aquellas islas y penínsulas, los religiosos (seráficos), que forzosamente se habían de hacer por agua, a cuya causa sería muy del servicio de Dios y bien de aquellas almas, el que hubiese convento en Amapal (Amapala), donde asistiesen religiosos, porque de lo de Nacaome, estaba muy retirado.”
Como consecuencia de esa necesidad fundose, en 1596, el convento de Nuestra Señora de las Nieves de Amapala, que tuvo jurisdicción sobre los pueblos de Intipuca, Meanguera, Teca, Conxagua y Monleo.
Este pueblo perigolfeño fue saqueado e incendiado por los priatas ingleses, en 1682, como lo fueran los pueblos insulares, y al ser repelidos los invasores por los milicianos migueleños, dejaron abandonada en Amapala la imagen de una virgen, la Virgen de La Paz, que en solemne procesión fue conducida hasta San Miguel y jurada como patrona de la ciudad.
El corregidor intendente don Antonio Gutiérrez y Ulloa, al relatar este episodio, dice que San Miguel “Tiene por Patrón al Arcángel y por Patrona á Ntra. Sra. De la Paz, cuya Ymagen fue hallada en la playa del mar del Sur y Puerto antiguo de Amapala, abandonada por unos Corsarios.”
En un documento franciscano, suscrito a 8 de junio de 1689, se habla en los siguientes términos de la Guardianía de Nuestra Señora de las Nieves de Amapala:
“Baten (en Amapala) las aguas del mar en los mismos linderos del convento, cuya mucha cercanía le sirvió de ruina en la invasión del enemigo, con tanta fatalidad que demás de haber pasado a cuchillo muchos de sus habitantes, asoló y quemó dicho pueblo, el cual está situado al respaldo de una sierra montuosa y pedregosa, que sirvió de refugio a los que escaparon. Háse vuelto a poblar en estos tiempos en tierra más adentro y montuosa (Amapolita), como lo es toda la de esta costa. Tiene veinte indios de confesión, entre hombres y mujeres, háblase en este pueblo y sus adyacentes la lengua mexicana, como general, y la lenca en algunos.”
Y agrega más adelante:
“Tiene cinco pueblos adyacentes, algunos de ellos fundados en algunos peñoles o penínsulas de mar, que padecieron también en las invasiones del enemigo, cuya administración en tiempos de bonanza y libre de piratas se hace por aguas en canoas”, etc.
“El uno de estos pueblos ---continúa diciendo—es el de Santa Ana de la Teca, que tiene diez y seis indios de confesión y dista el pueblo media legua del mar que es solo la subida a él. El otro es de Santiago de la Conchagua, península que dista de la Teca tres leguas, y del mar solamente una, tiene ciento y cuarenta indios de confesión.”
El Pueblo de Sirama. En el litoral de la actual bahía de La Unión existía, en la época de la conquista castellana, un pueblo llamado Sirama, habitado por indios t´aulepa-ulúas.
El nombre de esta población, hoy extinguida, en idioma ulúa significa “plantas de maguey” o de sira o sirru, maguey; y ma, man, árbol, planta.
En 1549 fue tasada esta población indígena por la autoridad colonia, lo que comprueba que era de alguna importancia; pero su ruina habíase acentuado pocos años más tarde, pues la “Relación Breve y Verdadera” apunta que por dicho poblado pasó Fray Alonso Ponce el 24 de junio de 1586 y hace el siguiente relato:
“...y andadas dos leguas (a partir de Amapala), gran parte dellas por camino muy ruin y pedregoso, junto de la costa del mar, llegó cmo ente la una y las dos de la tarde á un poblecillo llamado Tzirama, con un sol y calor tan recio que le forzó á detenerse allí un poco y descansar en la casa de la comunidad. Es aquel pueblo de siete vecinos, los cuatro hablan la lengua Pomona (lenca), y los tres la ulua, fueron antiguamente dos pueblos grandes, y como se iban acabando se juntaron, mas todo esto, se van consumiendo cada día.”
Cuando, a fines del Siglo XVII, los tecas, conchaguas y meangueras emigraron de las islas a la tierra continental, Sirama no era más que un latifundio.
CONCHAGUA VERSUS AMAPALA.
Como estos pueblo estaban acostumbrados a la vida del mar, instalaron sus cayucos en la rada del pueblo de Amapala; pero no tardaron en producirse rivalidades entre unos y otros.
La querella se acentuó cada vez más y los amapalas prohibieron a los conchaguas que ocuparan su embarcadero; éstos , en consecuencia, establecieron un puerto en el litoral golfeño, quefue conocido con el nombre de “embarcadero de los conchaguas” y que es el mismo lugar que hoy ocupa la ciudad de San Carlos de La Unión.
No paró aquí el litigio: los amapalas protestaron por la usurpación de sus tierras.
Por su parte, los conchaguas solicitaron a principios de 1688 al alcalde mayor de San Miguel, don Salvador García Cañas, un testimonio de posesión de las tierras que ellos ocupaban.
La petición fue resulta favorablemente, pues el 20 de febrero de 1688 el referido alcalde mayor dio trámite a la misma.
Años más tarde don Juan Tercero, Juez Receptor, fue comisionado para definir la cuestión, y éste, con fecha 08 de noviembre de 1710 y en presencia del alcalde Ramírez y del regidor Alonso Jacinto, del pueblo de Amapala, entregó la posesión de las tierras y el aludido embarcadero a los alcalde Pedro Ramírez y Andrés Álvarez y a los regidores Juan Ramírez y Pedro Miguel, del pueblo de Conchagua.
MUTACIÓN DEL PUEBLO.
En vista de ello, las autoridades de Conchagua, representadas por los Alcaldes Gaspar Mateo y José Hernández y regidores Sebastián Pablo, Melchor Galeas y Bartolomé Hernández, conjuntamente con los ediles de la anterior municipalidad ex –alcaldes Felipe Vásques y Francisco Miguel y ex – regidores Agustín Blans, José Mateo y Ambrosio Delgado, concurrieron ante el señor Gobernador de Armas don Francisco Rodríguez Berrios, , a quien expusieron su caso y solicitaron que les concediese permiso para ocupar otro paraje de la hacienda de Sirama, lo que les concedió por escritura pública de fecha 4 de enero de 1712.
En 1740, según el alcalde mayor don Manuel Gálvez Corral, el pueblo de Santiago Conchagua tenía 74 indios tributarios (alrededor de 370 almas), “los cuales cuydan de las canoas pa (ra), el pasaje del brazo de mar q(ue) divide esta provincia (de San Salvador) de la de Nicaragua, y mantiene vigía continua en su puerto”. Nuestra Señora de las Nieves de Amapala, en cambio, solo tenía 12 indios tributarios o sea unos 60 habitantes.
En 1770 visitó el territorio hoy salvadoreño el arzobispo don Pedro Cortés y Larraz y uno de sus curatos o parroquias se intitulaba de Conchagua, aún cuando la cabecera estaba en Yayantique.
“Este pueblo (de Conchagua, dice) se halla en mala situación, en la altura, que se lleva dicha; continúa su elevación la montaña, que es de las mayores del Arzobispado, y en donde linda con los Obispados de Comayagua, y Nicaragua.
Los vezinos se hallan muy esparramados, aquí un Xacal (rancho), aun quatro, y aun á media legua, otro, y assi estan separados, que ni figura tiene de pueblo. La cosecha , que hay es maíz; y para esto es necesario sembrarlo á dos leguas de el Pueblo, porque sus aderredores no lo producen, por ser peña. Hay Haciendas de tinta, y ganados, pero pertenecientes á vezinos de la Ciudad de Sn. Miguel”.
“Cerca del Pueblo de Conchagua –agrega--, haze una gran salida al mar del Sur, que tendrá como de treinta á cuarenta leguas la ensenada, que forma asia al norte, la lqueal se cruza para pasar á la Provincia de Nicaragua y no dexa de hazer á vezes algunas alteraciones. En esta ensenada hay algunas isletas; y en una de ellas, que manifiesta bastante tierra hay una hacienda de ganado (Meanguera) perteneciente á estga Parroquia.”
El curato de Conchagua, en esa época, comprendía a Yayantique como cabecera, y a los pueblos anejos de Conchagua, Amapala e Intipuca.
Ruina de Amapala: El mismo señor arzobispo don Pedro Cortés y Larraz informa que, en el pueblo de Amapala, habitaban en 1770 únicamente 109 personas distribuidas en 14 familias indígenas.
En 1778. según el “Testimonio de las tierras de Amapala y Chiquirin”, en esta población sólo 6 aborí genes pagaban tributo a los reyes de España.
Parte de los amapalas , se trasladaron a Conchagua; otra, en componente número, se avecindó en “el embarcadero de los conchaguas” yuna minoría quedóse en su pueblo natal, habitando casas dispersas y sin autoridades civiles ni militares.
Un año más tarde, en 1791, quedabn en Amapala sólo 57 habitantes.
EL EMBARCADERO DE LOS CONCHAGUAS.
A fines del siglo WVIII este embarcadero fue bautizado con el nombre de “Puerto San Carlos”, en homenaje al Rey de España Carlos III, QUIEN REINÓ DE 1759-1788.
Este puerto, como el pueblo de Conchagua, fueron incluidos en el partido de San Alejo cuando, en 1786, se creó la Intendencia de San Salvador, y en 1807, el intendente don Antonio Gutiérrez y Ulloa, hace de él la siguiente descripción :
“Pto. SAN CARLOS.—Pueblo á 6 ½ leguas al E. de San Alejo : Población corta en las márgenes del Conchagua”.
Con los años , este puerto llegó a ser la ciudad de San Carlos de La Unión.
“SIRAMA.—Hacienda de ganado y añiles 3 leguas E.S.E. de temperamento cálido_ y vario: pertenece á D. José Ma. Oyos.”
SUCESOS POSTERIORES: Conchagua perteneció al departamento de San Miguel, en el distrito de San Alejo, de 1824 (12 de junio) a 1865 22 de junio), y desde entonces ha sido pueblo del distrito y departamento de La Unión.
En 1890 su población era de 1.030 almas.
Bibliografía:
Lardé y Larín, Jorge
El Salvador: historia de sus Pueblos, Villas y Ciudades.
Conchagua
Según un cronista regnícola, el capitán Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, Andrés Niño descubrió asimismo una isla “redonda poblada”, la de Meanguera, a la que denominó “Petronila”, por ser éste el nombre de una sobrina muy querida del aludido prelado.
ISLAS DEL ARCHIPIELAGO GOLFEÑO.
Dos de estas islas eran habitadas por indios lencas o potones desde tiempos inmemoriales: la de Meanguera, en donde existía la población del mismo nombre y la de Conchagüita, en donde los aborígenes habían fundado las poblaciones de Teca y Conxagua o Comixagoa.
En idioma lenca o poton, Meanguera significa “la ciudad de jadeìtas”, pues proviene tal nombre geográfico de las voces : mean, mian, jadeíta, chlchihuite; y guera, ciudad.
En el mismo idioma, teca, significa “valle”; y Conxagua o Comixagoa, adulteración del nombre Comizahual, significa, según el versado cronista don Juan de Torquemada, “tigre que vuela”.
LEYENDA DE COMIZAHUAL.
Llegó esta heroína civilizadora a un lugar denominado Cealcoquín, cuyos moradores adoraban ídolos con caras de pumas, portando una gran piedra, con tres puntas y en extremo de cada una de ellas esculpidos tres rostros deformes. Decían los aborígenes que a Comizahual “la llevó allí el aire, y que en virtud de la piedra vencía las batallas”.
La heroína y semi diosa fundó un vasto imperio y tuvo, según unas versiones, tres hijos, aun cuando otras afirmaban que no conoció varón, pero que tuvo tres hermanos, a quienes, cuando se sintió ya vieja, repartió “las tierras, y dio buenos consejos para el buen tratamiento de sus vasallos”.
Mandó, en seguida, a hacer una cama de casa, “y vino un gran relámpago , con truenos, y vieron un lindísimo pájaro volando que porque nunca más apareció la señora, creían, que ella el pájaro, y se iba al cielo”.
Desde aquel suceso, hasta la llegada de los españoles, los aborígenes solemnizaban ese día, con grandes fiestas o mitotes.
Comizahual, que según la leyenda “hacía muchos encantos”, fundó en Cerquen una religión particular, y en memoria de sus enseñanzas y prácticas religiosas los indios lencas adoraban al Gran Padre (Itanipuca) y a la Gran Madre (Ilanguipuca), a quienes pedían salud.
Los hijos o hermanos de Comizahual, agrega la relación de Torquemada “governaron (la provincia de Cerquín) en policía, y buenas costumbres y fue gente valiente y guerrera.”
PUEBLOS INDIGENAS INSULARES.
En 1574 el padre provincial de la Orden franciscana, Fray Bernardino Pérez fundó la guardianía o convento de San Andrés de Nacaome, bajo cuya jurisdicción fueron incluidos, el 15 de octubre de 1677, los indígenas que habitaban en “las islas” del antiguo golfete de Chorotega.
En 1586, en viaje de Nicaragua a México, vía Cuzcatlán-Guatemala, pasó por el archipiélago volcánico de la bahía de Fonseca Fray Alonso Ponce, padre provincial de la orden seráfica.
“..., y habiendo doblado una gran punta que hace ---dice---, atravesaron un gran golfo de mar alta y de tumbo (la bahía de Fonseca), y pasaron por cerca de otra isla llamada Quetzaltepetl, y por otro nombre Meangola (Meanguera), en la cual hay un pueblo pequeño de indios potones (lencas) visita de nuestro convento de Nacaome del Obispado de Guatemala.”
“...: finalmente, como a las dos de la tarde, llegó la flota de canoas, andadas siete leguas largas, a otra isla llamada la Teca, y por otro nombre la Conxagua (Comizahua, Petronila, hoy Conchagüita), en la cual hay dos pueblos de indios potones (lencas) del mismo Obispado y visita que los de la Meangola , el uno se llama la Teca, y el otro la Conxagua, y dellos toma denominación la isla, cada pueblo destos dos tiene su puesto para sus canoas que son muchas...”
“...el padre Comisario desembarcó en el de Conxagua, donde le estaban los indios aguardando con agua fresca y chocolate, en un rancho que para el efecto había hecho cerca de la playa, y allí descansó hasta bien tarde que salió al pueblo por una cuesta muy alta y empinada y muy llena de piedra; tienen allí los indios un solo caballo sin otra bestia ninguna, y en él subieron los más necesitados.”
“...Los indios de aquella isla es gente muy devota de nuestros frailes, muy dócil y doméstica, estaban contentísimos de ver al padre Comisario general en su tierra, y con él tantos religiosos, cosa que ellos nunca había visto, ni aun por ventura verán otra vez, hiciéronle mucha caridad y regalo, trajéronle para aquel día y para el lunes siguiente (23 de junio de 1586), que fue vigilia, mucho pescado fresco, ostiones, lezas yagujas y otros pescados, y para el domingo (22 de junio de 1586) gallinas dela tierra (huaxolotes, chompipes o pavo común) las que fueron menester.”
“...Díjoles misa aquel domingo, y lo menos hicieron los demás frailes allí en Conxagua, excepto uno que fua a decirla a Teca, que está media legua de allí, con lo cual quedaron consolados los unos y los otros, etc.”
Y luego agrega: “Sin las islas sobredichas hay allí cerca otras algunas, todas despobladas, una dellas se llama Matzatepetl (Punta Zacate o Zacatillo), en que dicen lhay gran suma de venados; solía haber en ella un pueblo pequeño de indios potones (lencas), y pasaronse con los de Quetzaltepetl (Meanguera); otra hay llamada Tecuantepetl (Isla del Tigre), que quiere decir Isla de Leones, porque dicen que está poblada dellos, y otra que dicen Tzinacatepetl (Zacate Grande), donde hay infinidad de murciélagos.”
Los nombres dados a las islas del archipiélago golfeño, en la “Relación breve y verdadera”, son todos de origen pipil-náhuat y esto pone en evidencia la influencia de los pueblos nahoas en esa región.
Quetzaltepetl, nombre dado a la isla de Meanguera, significa “cerro de los quetzales”, de quetzal, ave vernácula de la América Central, de bellisimo y resplandeciente plumaje, y tepetl, cerro, montaña, localidad.
Matzatepetl, nombre dado a la isla de de Zacatillo o Punta Zacate, significa “cerro de los venados”, de mazat, venado, corzo, siervo, y tepetl, cerro, montaña, localidad.
Tecuantepetl, nombre dado a la isla del El Tigre, significa “cerro de los tigres”, de tecuant, puma o jaguar, y tepetl, cerro, montaña, localidad.
Tzinacatepetl, nombre dado a la isla de Zacate Grande, significa “cerro de los murciélagos”, de tzinacan, murciélago, vampiro (quiróptero); y tepetl, cerro, montaña, localidad.
No sin grandes trabajos ni penalidades, los frailes seráficos lograron edificar una ermita en el pueblo de Teca, que pusieron bajo el patronato de la Virgen Santa Ana, cuya solemnidad litúrgica se celebra anualmente el 25 de julio, y otra en el pueblo de Comizahual, Comixagoa o Conxagua, colocada bajo la advocación de Santiago, el Apóstol, cuya festividad se celebra el 24 de julio de cada año.
“El puerto y baya de Fonseca está en trece grados y medio; hace la baya por la bande del este, una punta que llaman la Cocibina (Cosigüina) y por la del ueste, la punta de Martín López (punta Amapala), entre la punta de Cocibina a la de Martín López hay ocho leguas; dentro de la boca de esta baya ay dos isla principales que son Miangola (Meanguera)y Comixagoa (Conchagüita) que hazen el puerto; están con la punta de la Cocibina nor norueste su sudueste, y con la punta de Martín López nordeste sudeste. Haze tres canales que por cualquiera de ello pude entrar cualquier gran nabío; ay donde menos fondo en ellos diez bracas. La principal canal para lo que se pretende es entre la tierra firme de Amapal (Amapala, hoy Pueblo Viejo) y la Comixagua. Amapal es tierra firme con el asiento de Francisco López Quintero; sigue la canal por entre la tierra firme y una isla que llaman Mazatepeque (Zacatillo o Punta Zacate); en toda esta canal ay nuebe, diez, once y doce bracas de fondo hasta ponerse con el propio pueblo de Amapal; desde Amapal a la punta de Zirama es todo bay, ay quatro leguas desde la punta de Zirama hasta Amapal, tiene una canal de dos mi pasos, tiene seys y siete bracas de fondo la dicha canal.”
En 1596 los frailes seráficos, a expensas del convento de San Andrés de Nacaome, fundaron la guardianía de Nuestra Señora de las Nieves de Amapala, y en su jurisdicción cayeron los pueblos lencas insulares.
Invasión piratica.
Sus habitantes fueron despojados de sus bienes, destruídas las viviendas y violadas las mujeres, por cuya causa viéronse obligados a emigrar a la tierra continental.
Los tecas y conxaguas, una vez ganada la costa, fuéronse a poblar un desconocido paraje de la extensa hacienda de Sirama, mientras los meangueras de trasladaron a Nacome.
Las autoridades resolvieron la petición favorablemente, pues en el “Testimonio de las tierras de Amapala y Chiquirin”, extendido a favor del pueblo de Conchagua, consta que:
“...con asistencia del Alferes Ambrosio Flores de Bargas, teniente de esta jurisdicción se les (señaló) tierras para sus sementeras y estancia de comunidad sin perjuicio de las que tienen los indios del pueblo de Conchagüita.”
En otro pasaje del documento, aparece que el alcalde Meanguera don José Gabriel, “pasó al paraje expresado y pasearon el lugar donde devían poblarse e hizo otros actos de posesión con que las adquirió (libre y ) pacíficamente, sin contradicción alguna la que estuvo prsente Jerónimo Pablo que hace oficio de Alcalde y Jues del pueblo de conchagüita”, quien consintió en presencia del referido Alférez y de los testigos Cristóbal de Chávez, Pedro Núñez y Francisco Diazbuenos.
El 1º. De diciembre de 1684, el capitán don Antonio de Ayala, alcalde mayor de la ciudad de San Miguel y Teniente de capitán general delas minas y registros de las provincias de San Salvador y Honduras, comisionó al español don Pedro Núñez, vecino de dicha ciudad, para que fuese a “la Ysla nombrada Santa María Magdalena, pueblo de los naturales de Mianguera, costa del Mar del Sur”, a efecto de que destruyera cuanto pudiera serle útil a los piratas en posteriores incursiones.
Con fecha 4 de enero de 1685, Pedro Núñez, informando sobre el cumplimiento de su comisión, expresó la que sigue ante el capitán Antonio de Ayala:
“...que en virtud de la comicion (fueron a) la Ysla y pueblo de Mianguera, en compañía de José Gabriel Alcalde y Antonio de Aranda, Sebastián Marcos, Regidores y Sebastián Hernández, alguacil mayor de dicho pueblo y todos los demás naturales y en cumplimiento de lo mandado, y habiendo sacado los bastimentos y trastos que habían en las casas, los quemò y brazó todos (consumó los platanares y) los árboles frutales y segó (los posos de ) agua dulce, y que sólo la Yglesia por ser de teja se quedaron desvantandola para aprovechar sus materiales.”
Demarcadas las tierras a los mengueras para sus sementeras, con muchos ojos de agua, la autoridad colonial acordó que quedaron agregados al pueblo de Conchagua, fundado hacia poco por los emigrantes de Teca y Comizahua, como se desprende del pasaje que en la parte pertinente dice: “para estas provincias es de gran utilidad quedar el pueblo (de Meanguera) avecindado ala población de los naturales de la Ysla de Conchagüita por estar inmediato al embarcadero de camino real”.
El Pueblo de Amapala: En el lugar conocido hoy con el nombre de “Pueblo Viejo”, a pocos kilómetros al Sur de la ciudad de San Carlos de la Unión, cuyas ruinas indo-coloniales cubre la maleza, existió el puerto marítimo de Amapala, fundado en tiempos muy remotos por indios lencas o potones.
El nombre vernáculo de esta población, Amapala, significa en idioma poton “cerro de culebras”, pues proviene de amap, culebra; y pala-bay, cerro. También puede traducirse por “cerro de maizales”, de ama, maíz; y pala, pala-bay, cerro.
En las tasaciones de pueblos e indios tributarios de 1548 de 1548 es citado como pueblo de la jurisdicción de la villa de San Miguel, pero no se indica el número de jefes de familia tributarios.
El 15 de octubre de 1577 fue puesto este pueblo lenca bajo la jurisdicción del convento franciscano de San Andrés de Nacaome.
El 23 de junio de 1586 desembarcó en el puerto de Amapala Fray Alonso Ponce, padre comisario de la Orden Seráfica, y según refiere la “Relación Breve y Verdadera”:
“...Estaban los vecinos aguardándole en la playa con chocolate, puestas sillas en que descansase con sus compañeros, y como todos iban fatigados del almaramiento, descansaron un poco á la sombre de un gran árbol y muy coposo, que lleva una fruta llamada manzanillas de la costa, porque parece á las manzanas de Castilla, son pequeñas y con sus pepitas se purgan los españoles de aquella tierra; luego fue el padre Comisario al pueblo, que está como un tiro de piedra de allí, del cual le salieron á recibir todos los indios é indias, puestos en procesión con una devoción estraña, y le hicieron muicha caraidad, aunque á vueltas de esto no faltaron mosquitos que le fatigaron. Descansó allí aquella noche, en que llovió muy bien, y á la mañana martes dia de San Juan Baptista, dijo misa al pueblo, la cual oyeron los vecinos y otros indios de los lugares comarcanos y unos españoles de una estancia, que todos quedaron consolados”.
Fray Esteban de Verdalet, en viaje de Guatemala a Nicaragua, embarcase en el puerto de Amapala, a fines de 1593 y refiere el cronista de la Orden Fray Francisco Vásquez que en esa ocasión se informó “de la administración de indios que tenían en aquellas islas y penínsulas, los religiosos (seráficos), que forzosamente se habían de hacer por agua, a cuya causa sería muy del servicio de Dios y bien de aquellas almas, el que hubiese convento en Amapal (Amapala), donde asistiesen religiosos, porque de lo de Nacaome, estaba muy retirado.”
Como consecuencia de esa necesidad fundose, en 1596, el convento de Nuestra Señora de las Nieves de Amapala, que tuvo jurisdicción sobre los pueblos de Intipuca, Meanguera, Teca, Conxagua y Monleo.
Este pueblo perigolfeño fue saqueado e incendiado por los priatas ingleses, en 1682, como lo fueran los pueblos insulares, y al ser repelidos los invasores por los milicianos migueleños, dejaron abandonada en Amapala la imagen de una virgen, la Virgen de La Paz, que en solemne procesión fue conducida hasta San Miguel y jurada como patrona de la ciudad.
El corregidor intendente don Antonio Gutiérrez y Ulloa, al relatar este episodio, dice que San Miguel “Tiene por Patrón al Arcángel y por Patrona á Ntra. Sra. De la Paz, cuya Ymagen fue hallada en la playa del mar del Sur y Puerto antiguo de Amapala, abandonada por unos Corsarios.”
En un documento franciscano, suscrito a 8 de junio de 1689, se habla en los siguientes términos de la Guardianía de Nuestra Señora de las Nieves de Amapala:
“Baten (en Amapala) las aguas del mar en los mismos linderos del convento, cuya mucha cercanía le sirvió de ruina en la invasión del enemigo, con tanta fatalidad que demás de haber pasado a cuchillo muchos de sus habitantes, asoló y quemó dicho pueblo, el cual está situado al respaldo de una sierra montuosa y pedregosa, que sirvió de refugio a los que escaparon. Háse vuelto a poblar en estos tiempos en tierra más adentro y montuosa (Amapolita), como lo es toda la de esta costa. Tiene veinte indios de confesión, entre hombres y mujeres, háblase en este pueblo y sus adyacentes la lengua mexicana, como general, y la lenca en algunos.”
Y agrega más adelante:
“Tiene cinco pueblos adyacentes, algunos de ellos fundados en algunos peñoles o penínsulas de mar, que padecieron también en las invasiones del enemigo, cuya administración en tiempos de bonanza y libre de piratas se hace por aguas en canoas”, etc.
“El uno de estos pueblos ---continúa diciendo—es el de Santa Ana de la Teca, que tiene diez y seis indios de confesión y dista el pueblo media legua del mar que es solo la subida a él. El otro es de Santiago de la Conchagua, península que dista de la Teca tres leguas, y del mar solamente una, tiene ciento y cuarenta indios de confesión.”
El Pueblo de Sirama. En el litoral de la actual bahía de La Unión existía, en la época de la conquista castellana, un pueblo llamado Sirama, habitado por indios t´aulepa-ulúas.
El nombre de esta población, hoy extinguida, en idioma ulúa significa “plantas de maguey” o de sira o sirru, maguey; y ma, man, árbol, planta.
En 1549 fue tasada esta población indígena por la autoridad colonia, lo que comprueba que era de alguna importancia; pero su ruina habíase acentuado pocos años más tarde, pues la “Relación Breve y Verdadera” apunta que por dicho poblado pasó Fray Alonso Ponce el 24 de junio de 1586 y hace el siguiente relato:
“...y andadas dos leguas (a partir de Amapala), gran parte dellas por camino muy ruin y pedregoso, junto de la costa del mar, llegó cmo ente la una y las dos de la tarde á un poblecillo llamado Tzirama, con un sol y calor tan recio que le forzó á detenerse allí un poco y descansar en la casa de la comunidad. Es aquel pueblo de siete vecinos, los cuatro hablan la lengua Pomona (lenca), y los tres la ulua, fueron antiguamente dos pueblos grandes, y como se iban acabando se juntaron, mas todo esto, se van consumiendo cada día.”
Cuando, a fines del Siglo XVII, los tecas, conchaguas y meangueras emigraron de las islas a la tierra continental, Sirama no era más que un latifundio.
CONCHAGUA VERSUS AMAPALA.
Como estos pueblo estaban acostumbrados a la vida del mar, instalaron sus cayucos en la rada del pueblo de Amapala; pero no tardaron en producirse rivalidades entre unos y otros.
La querella se acentuó cada vez más y los amapalas prohibieron a los conchaguas que ocuparan su embarcadero; éstos , en consecuencia, establecieron un puerto en el litoral golfeño, quefue conocido con el nombre de “embarcadero de los conchaguas” y que es el mismo lugar que hoy ocupa la ciudad de San Carlos de La Unión.
No paró aquí el litigio: los amapalas protestaron por la usurpación de sus tierras.
La petición fue resulta favorablemente, pues el 20 de febrero de 1688 el referido alcalde mayor dio trámite a la misma.
Años más tarde don Juan Tercero, Juez Receptor, fue comisionado para definir la cuestión, y éste, con fecha 08 de noviembre de 1710 y en presencia del alcalde Ramírez y del regidor Alonso Jacinto, del pueblo de Amapala, entregó la posesión de las tierras y el aludido embarcadero a los alcalde Pedro Ramírez y Andrés Álvarez y a los regidores Juan Ramírez y Pedro Miguel, del pueblo de Conchagua.
MUTACIÓN DEL PUEBLO.
En 1740, según el alcalde mayor don Manuel Gálvez Corral, el pueblo de Santiago Conchagua tenía 74 indios tributarios (alrededor de 370 almas), “los cuales cuydan de las canoas pa (ra), el pasaje del brazo de mar q(ue) divide esta provincia (de San Salvador) de la de Nicaragua, y mantiene vigía continua en su puerto”. Nuestra Señora de las Nieves de Amapala, en cambio, solo tenía 12 indios tributarios o sea unos 60 habitantes.
“Este pueblo (de Conchagua, dice) se halla en mala situación, en la altura, que se lleva dicha; continúa su elevación la montaña, que es de las mayores del Arzobispado, y en donde linda con los Obispados de Comayagua, y Nicaragua.
Los vezinos se hallan muy esparramados, aquí un Xacal (rancho), aun quatro, y aun á media legua, otro, y assi estan separados, que ni figura tiene de pueblo. La cosecha , que hay es maíz; y para esto es necesario sembrarlo á dos leguas de el Pueblo, porque sus aderredores no lo producen, por ser peña. Hay Haciendas de tinta, y ganados, pero pertenecientes á vezinos de la Ciudad de Sn. Miguel”.
“Cerca del Pueblo de Conchagua –agrega--, haze una gran salida al mar del Sur, que tendrá como de treinta á cuarenta leguas la ensenada, que forma asia al norte, la lqueal se cruza para pasar á la Provincia de Nicaragua y no dexa de hazer á vezes algunas alteraciones. En esta ensenada hay algunas isletas; y en una de ellas, que manifiesta bastante tierra hay una hacienda de ganado (Meanguera) perteneciente á estga Parroquia.”
El curato de Conchagua, en esa época, comprendía a Yayantique como cabecera, y a los pueblos anejos de Conchagua, Amapala e Intipuca.
La población de Conchagua, en dicho año, estaba represntada por 741 personas distribuídas en 89 familias, y el cura de la parroquia era el padre Miguel Izquierdo.
Ruina de Amapala: El mismo señor arzobispo don Pedro Cortés y Larraz informa que, en el pueblo de Amapala, habitaban en 1770 únicamente 109 personas distribuidas en 14 familias indígenas.
En 1778. según el “Testimonio de las tierras de Amapala y Chiquirin”, en esta población sólo 6 aborí genes pagaban tributo a los reyes de España.
En 1790, según el mismo documento, la decadencia del referido pueblo y puerto era harto notorio y esto originó que los Jueces de San Miguel, que tenían jurisdicción en el partido de San Alejo, creado en 1786, acordaron extinguirlo y agregar su población a la de Conchagua.
Parte de los amapalas , se trasladaron a Conchagua; otra, en componente número, se avecindó en “el embarcadero de los conchaguas” yuna minoría quedóse en su pueblo natal, habitando casas dispersas y sin autoridades civiles ni militares.
Un año más tarde, en 1791, quedabn en Amapala sólo 57 habitantes.
EL EMBARCADERO DE LOS CONCHAGUAS.
A fines del siglo WVIII este embarcadero fue bautizado con el nombre de “Puerto San Carlos”, en homenaje al Rey de España Carlos III, QUIEN REINÓ DE 1759-1788.
Este puerto, como el pueblo de Conchagua, fueron incluidos en el partido de San Alejo cuando, en 1786, se creó la Intendencia de San Salvador, y en 1807, el intendente don Antonio Gutiérrez y Ulloa, hace de él la siguiente descripción :
“Pto. SAN CARLOS.—Pueblo á 6 ½ leguas al E. de San Alejo : Población corta en las márgenes del Conchagua”.
Con los años , este puerto llegó a ser la ciudad de San Carlos de La Unión.
El mismo autor, dice lo siguiente de Sirama:
“SIRAMA.—Hacienda de ganado y añiles 3 leguas E.S.E. de temperamento cálido_ y vario: pertenece á D. José Ma. Oyos.”
SUCESOS POSTERIORES: Conchagua perteneció al departamento de San Miguel, en el distrito de San Alejo, de 1824 (12 de junio) a 1865 22 de junio), y desde entonces ha sido pueblo del distrito y departamento de La Unión.
En 1890 su población era de 1.030 almas.
Lardé y Larín, Jorge
El Salvador: historia de sus Pueblos, Villas y Ciudades.
Volcanismo
El Salvador, a lo largo de toda su historia geológica, se ha caracterizado por una gran actividad volcánica, la cual, al mismo tiempo, está estrechamente ligada a la actividad sísmica. Todo esto, sumado a la situación geográfica del país, ha sido determinante para que forma parte del llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”.
Todos los volcanes salvadoreños que aún se consideran activos, forman parte de la Cadena Volcánica Cuaternaria de América Central, relacionada, a su vez, con una zona de afallamiento que conserva una posición paralela a la costa del Pacífico. (22).
La Depresión de Nicaragua, que es un graben o fosa que atraviesa las Repúblicas de El Salvador, Nicaragua y el Norte de Costa Rica, , está formada precisamente por la zona de fallas anteriormente mencionada. Esta depresión se originó posiblemente de finales del Plioceno a principios del Pleistoceno. De acuerdo al criterio de Durr(23),el volcanismo del país tuvo su origen en el lado N. del grabe, deslizándose gradualmente hacia hacia el S. La distribución y edad relativa de los volcanes constituyen los hechos fundamentales que sirven de base para afirmar este criterio.
Se ha reconocido en El Salvador dos clases de volcanismo:
Volcanismo joven o activo, localizado al Norte del graben, el cual se conoce en el país con el nombre de “Fosa Central”
Volcanismo antiguo o extinguido, localizado al Norte del graben, en la unidad topográfica denominada “Montaña Interior”.
….
Volcán Conchagua (1243 m.s.n.m). Está situado al Oeste del Golfo de Fonseca, presenta en su cima dos picos: Cerro del Ocote y Cerro de la Bandera. Se trata de un volcán geológicamente hablando, viejo, con un relieve que demuestra claramente los efectos intensos de la erosión.
Por el hecho de que las erupciones que se atribuyen en tiempo histórico son bastante dudosas, Meyer-Abich manifiesta, que éste debería ser omitido de la lista de volcanes activos del país.
En lo que respecta a los materiales eruptados, únicamente se ha hecho mención de andesitas.
Las islas volcánicas situadas en el Golfo de Fonseca denominadas Conchaguüita y Meanguera, parecen ser más jóvenes que el Volcán de Conchagua; de ellas solamente tiene se conocimiento de una erupción perteneciente a la Isla Conchagüita. Desde el punto de vista petrográfico el basalto es la roca predominante.
(22) DENGO, G. “Estructura Geológica, Historia Tectónica y Morfología de América
Central”. México. Primera edición en español (ICAITI), Guatemala, 1968.
(23)DÜRR, F. “Energía Geotérmica”. Informe Geotérmico No.1. Servicio Geológico Nacional, San Salvador, 1960, 268 p.
CADENA VOLCÁNICA RECIENTE.
Sistema evidente de la actividad volcánica actual, esta cadena volcánica viene de Guatemala por el O., cruza El Salvador y continúa por el E. a través de Nicaragua y Costa Rica.
Se encuentra representado este sistema por volcanes aislados, grupos de volcanes y calderas volcánicas, con sus respectivos altiplanos y lomeríos intermedios. Los primeros son característicos por su forma de cono invertido, cuya forma representativa es la bien formada silueta del volcán Chaparrastique o de San Miguel, los segundos lo coronen las agrupaciones de volcanes que forman los macizos con sus valles y mesetas y el tercero o calderas volcánicas, que tenemos como ejempllos de este paisaje, las cuencas ocupadas por los lagos de Coatepeque y de Ilopango. Estas calderas volcánicas no presentan mayor protuberancia en el paisaje circundante, a no ser por el costado E. y SE. Del Lago de Coatepeque y el costado S. del Lago de Ilopango, que tienen caidads pronunciadas, la extensión de estas calderas dentro del sistema es reducida. Orientando esta cadena volcánica siempre de O. a E., tenemos primero el macizo volcánico del Santa Ana o Lamatepec en el cual los conos volcánicos, de la propia cadena de volcanes, tienen la forma de un cometa, cuya cabeza la forma el volcán de Santa con los conos de Las Cruces, Cerro Verde, San Marcelino e Izalco. Y los cerros Los Naranjos, El Águila, Las Ranas, Cachío, Cuyanausul, Launa Verde, Las Ninfas, La Cumbre y Grande de Apaneca, forman la cola que se extiende a partir del Santa Ana hacia el O. en forma de arco, cuya parte convexa se encuentra en dirección N. Y esta cola y el altiplanto, que también es parte de este macizo volcánico, el que se extiende confundido con el bloque montañoso Costero de Apaneca por lo que, como se dijo anteriormente, los suelos de esa Montaña Costera tienen mucha influencia en cenizas volcánicas, en el contacto con el macizo volcánico del Santa Ana.
Al pie y al E. del macizo volcánico del Santa Ana se encuentra la Caldera de Cloatepeque, después continúa el Valle de Zapotitán, citado en el sistema de la Fosa Central y que interrumpido en su extremo E. por el macizo volcánico del volcán de San Salvador, compuesto por los relieves del Picacho, El Boquerón y el Jabalí. A pocos kilómetros al E. se encuentra la caldera de Ilopango, la mayor responsable de la extensión de las cenizas volcánicas recientes en el país. En la misma dirección hacia el E. está el volcán de San Vicente o Chinchontepec con su subsidiario el Volcancito. Continúa el macizo volcánico del Tecaza, que comprende la reunión de los volcanes Tecaza y Usulután y los cerros El Tigre, El Taburete, Cerro Pelón y otros mezclados dentro del mismo macizo, conjuntamente con los altiplanos y valles, que comprende las áreas más planas. Casi a continuación se encuentra el macizo volcánico de San Miguel o Chaparrastique, con algunos conos volcánicos menos agrupados o más espaciados que los bloques anteriores; como son el cerroo o volcán de Chinameca, el cerro El Limbo y El Pacayal. Por último, en el extremo E. del país, está el volcán de Conchagua, que se encuentra completamente aislado y a cuyos se encuentra el Golfo de Fonseca.
Los suelos desarrollados o encontrados en esta cadena volcánica son todos originados de materiales piroclásticos y lavas por lo general basálticas. Las cimas de la mayoría de los volcanes como son el: Santa Ana, Izalco, San Salvador, San Vicente, Tecaza, Usulután, El Tigre, San Miguel y Conchagua, tienen abundante afloramientos rocosos o capas de escoria y suelos esqueléticos, no desarrollados, es decir en el inicio de su formación. El Izalco, por de la época reciente, carece aún de suelos. Los conos y las faldas de la mayoría de los volcanes tienen fuerte cantidad de piedras, pero en mayor cantidad la tienen el volcán de Conchagua, San Miguel, Tecaza, Usulután y El Taburete. El que aparentemente tiene menor cantidad de piedra es el de San Salvador; sim embargo, en gran extensión del mismo, se encuentra a veces aflorando y en otras a pocas profundidad, unas capas endurecidas e impermeables, conocidas localmente como Talpetate. Los suelos de los conos y faldas de todos los macizos volcánicos tienen como estratos subyacentes cenizas volcánicas y lapillo; allí se encuentras los suelos esqueléticos y otros de poco desarrollo, como son los andosoles (andepts), regosoles (entisoles) y algunos conocidos en el levantamiento general de suelos como integrados latosol pardo foresta, que en la clasificación taxonómica de los Estados Unidos pueden estar entre los integrados entre los alfisoles e inceptisoles o uno u otro independientemente, así como algunos molisoles, dependiendo de los análisis de caracterización de los suelos. En las faldas inferiores y planices del pie de monte de estos macizos montañosos del Santa Ana, San Vicente, Tecaza, San Miguel y Conchagua se encuentras los latosotes arcillo rojizos, además de algunos de los suelos nombrados anteriormente, como son los andosoles y regosoles. Los latosotes arcillo rojizos del Santa Ana y Tecaza se encuentran sin piedras en la superficie, por ser desarrollados de tovas cafesosas y lapillo; en cambio, los del San Miguel y Conchagua son muy pedregosos, son más influidos por lavas basálticas y andesíticas.
PAISAJE DEL GOLFO DE FONSECA
El Golfo de Fonseca es una profunda entrada del Océano Pacifico en el Istmo de América Central, hasta 50 km. De fondo y más de 70 km. de ancho. Su costa occidental pertenece a Ek Salvador, la entrada sureste a Nicaragua y las orillas del interior central a Honduras. Los volcanes Conchagua en el occidente y Cosigüina en el sureste forman frente a frente sus prominentes bastiones de entrada.
El Golfo de Fonseca presenta una depresión tectónica que se encuentra en la intersección de varias zonas de falla; el sistema de falla principal de oeste-este, la depresión de Comayagua del norte-sur y el sistema de falla de noroeste-sureste, sobre el cual se encuentran ambos volcanes de entrada al golfo. También las islas del Golfo son de origen volcánico.
Volcán Conchagua;
Es el último volcán grande en el este de El Salvador. Por su ubicación aislada como bastión de entrada al Golfo, presenta un paisaje especial que sobresale desde lejos y sirve de marca de navegación para facilitar a los marinos la entrada en el golfo. El volcán tiene dos cimas: el cerro de Ocote, en el poniente, con una elevación de 1243 m. (mapa oficial 1 : 200 00 de 1974)m y casi 2 km. Más al estenoreste, el propio Conchagua, con 1157 m. La cima poniente tiene un cráter acunado de 400 m. de diámetro y 30 m. de profundidad. Debajo del Conchagua se nota una profunda grieta de erosión. No hay señales de actividad volcánica reciente, pero sí existen algunas solfataras. La fuerte destrucción erosiva señala una edad mayor que la de los otros volcanes grandes más al oeste. El Conchagua pertenece a la Formación de Cuscatlán de la época Plioceno-Pleistoceno, que es más antigua que la de San Salvador, pero más joven que la del Bálsamo. Consta de efusivas endesíticas y basálticas del subtipo c3, pero también del c1. En el valle al poniente del volcán formado por éste y las estribaciones de la Sierra de Jucuarán, se encuentran varias pequeñas launas y pantanos: Los Negritos, El Pilón, Managuara y Los Chorros o Maquigüe. Los costados sur y este del volcán rompen en el pie formando una costa acantilada hacia el mar. Grandes partes del volcán están cubiertas por bosques, sobre todo las cimas y pendientes expuestas hacia el suroeste, sur y sureste.
p. 202-203
COSTA DEL VOLCÁN DE CONCHAGUA
Alrededor del volcán se forma en su pie una costa acantilada de 20 km. De largo, desde La Unión en el norte sobre la Punta El Chiquiorín en el este, y sobr el acantilado en la Hacienda Gualpirque (33 m.) ene. Sur, hasta el cerro Tamarindo (43 m.), como última estribación costera del volcán hacia el suroeste, situada frente a la punta de la Península El Tamarindo.
La costa entre La Unión y la Península El Chiquirín, que forma el extremo sur de la Bahía La Unión, es una zona transitoria entre la costa llana más al oeste y la rocosa o acantilada del volcán. Allá se encuentran playas de arena, a veces también de fango, separadas por salientes de lava y ceniza con cantiles de varios metros de alto, con bloques de roca, rocalla y material desagregado echados delante. Son biótopos favorables para cangrejos y moluscos.
La Península El Chiquirín, lleva en su punta más saliente del mismo nombre, un fanal sobre un mástil de 12 m. sobre la marca de pleamar. La costa sur de esta península consta de un acantilado de varios metros de alto, frente a cuyo pie se extiende la playa El Chiquirín llena de bloques de roca. La resaca ha esculpido algunos bastiones y formado grutas y cavernas.
Desde la Punta El Chiquirín, la costa corre hacia el suroeste demostrando la misma multiplicidad de formas en que alternan ensenadas con playas de arena, o piedra con salientes acantilados, donde los cantiles revelan la variedad de la composición petrográfica del pie del volcán. Más hacia el sur, donde se halla la zona de la Hacienda Gualpirque, se dirige de oeste a este un acantilado de màs de 1 km. de largo. Esta pendiente a pique de 33 m. de alto, que se nota bien desde el mar por su colorido rojizo, forma la costa de un cono llano, de tobas y cenizas como parte del volcán. Más hacia el suroeste el acantilado pierde altura y termina entre la Punta Bolsa o La Criba y el cerro El Tamarindo, 3 km. Mas al suroeste, donde ya se ha formado el pequeño Estero La Criba y un manglar frentae a la desembocadura del
Estero El Tamarindo.
p. 204-205
Bibliografía.
Geografía de El Salvador. V.I
Dirección de Publicaciones e Impresos
San Salvador.
Pueblo de Conchagua
CANTONES Y POBLACION RURAL DEL MUNICIPIO DE CONCHAGUA
Censo del 1º. De mayo de 1930
Bibliografía:
Cardona Lazo, Antonio
Monografías departamentales. P. 175-177
San Salvador. Imprenta Nacional, 1939
Pueblo de Conchagua
Bibliografía:
Nueva geografía de El Salvador.
Tomás Fidias Jiménez
San Salvador
3ª, Ed. 1947. P.151
El volcán de Conchagua
POR: Prof. Gregorio García Torres
Hace algunos años, once para ser exacto, que no me tomaba el entretenido afán de escribir sobre este bello lugar, mi querido Conchagua, (o Santiago de la Conchagua como fue llamado desde el arribo de la época colonial).
Esta vez, gracias a la gentileza de Doña Ryna Esperanza Ramírez al proporcionarme un valioso material bibliográfico, y a petición suya, me he sentido motivado para escribir estos apuntes que considero y espero contribuirán a ampliar el conocimiento que tenemos sobre nuestro lugar de origen: la bella y atrctiva Villa de Conchagua.
En los tomos: IV, N°15, de fecha diciembre de 1953 y V, N°16, correspondiente a marzo de 1954, de la revista ANALES, del Museo Nacional “David J. Guzmán”, aparecen ciertas referencias con alguna documentación y seriedad científica acerca del poco conocido hecho de la erupción del Volcán de Conchagua, hecho cuyo relato intentaré resumir sieriviéndome del material que me fue facilitado.
En julio de 1926 se realizó un estudio geológico en la región del Golfo de Fonseca, a raíz de los frecuentes temblores registrados en el observatorio sismológico nacional, empezando por el Volcán de Conchagua, que presenta características de estar formando por dos masas volcánicas desiguales: una, más o menos cónica, llamada Cerro del Vigía o Cerro de la Bandera con 1.208 mts. De altitud, denominado así, porque en tiempos remotos era colocado ahí un vigía quién por medio de una bandera anunciaba la proximidad de algún barco que se acercaba al Golfo; la segunda, llamada, llamada Cerro del Pinar u Ocotepeque por existir en sus costumbres muchos árboles de pino, Ocote en lengua Pipil.
En el tomo V, N°16 de la citada revista, a páginas 65 y 66, en el artículo titulado, “El Volcán Conchagua”, el autor nos dice textualmente: “ A pesar de su forma volcánica y de las rocas eruptivas que encontramos en él, el Cerro del Vigía carece de cráter y es tal el aspecto que presenta su cima que difícilmente puede creerse que sea un volcán, aunque su cráter volcánico puede establecerse por su forma general y las rocas contitutivas del cono, pudiéndose afirmar como cosa muy probable que el Cerro del Vigía es un volcán hace muchísimos Siglos extinguido y parcialmente derruido por los terremotos y la acción del aire y de las aguas pluviales”.
Seguidamente, el articulista nos relata textualmente lo dicho por el Licenciado y Coronel Don Manuel Fernández en una obra suya impresa en 1869 en San Salvador, texto que transcribo a continuación:
“Este Volcán, dice, hizo su primera erupción el año pasado (1868) precedida de una temporada de temblores en el suelo circunvecino que duró unos tres días; cuyos temblores comenzaron desde el 11 de febrero tenían muy asustados a los habitantes del Puerto de La Unión. Juzgando el Señor Gobernador del Departamento que algo notable podría ocurrir entonces en la montaña, que indicase la causa de estos sacudimientos y los ruidos subterráneos que los precedían, mandó desde el 19 una comisión a la cumbre a explorar lo que en ella pasase. Llegada esa comisión al puno designado, observó del lado S. y como a dos terceras partes de la altura del volcán, que se desprendían grandes masas de piedras que rodeaban hasta la base, levantando densas nubes de polvo amarillo o ceniza; cuyos derrumbes se sucedían por intervalos de 20 minutos, poco más o menos, acompañados siempre de retumbos imponentes. La comisión sólo se detuvo unas cuatro horas haciendo esta observación y luego se regresó. El fenómeno continuó efectuándose en el mismo orden los días siguientes hasta que el 23 (febrero) a las 7 de la mañana comenzó el volcán a lanzar sin estrépito y sin causar daño alguno, grandes y vistosas columnas de humo por la abertura formada en el punto donde se desprendían las rocas envueltas en polvo y ceniza, quedando así consumada la erupción sin causar desgracias”.
En opinión del autor del artículo, el último párrafo citado por Fernández, en que se establece la erupción, no corresponde a la comisión enviada por el Gobernador y en él no se dice con qué fundamento se asegura tal cosa. En tal sentido, sigue argumentando el articulista, en 1868 el Volcán de Conchagua no hizo la referida erupción y tal como lo afirmó antes, debe admitirse que es un volcán extinguido desde los tiempos prehistóricos y desmantelado por los agentes denudadores.
“Arriba del Cerro del Pinar – dice la comisión enviada por el servicio sismológico – se encuentra una pequeña meseta llamada Plan de las Marias, de forma más o menos circular y rodeada de un alzamiento circular con picos. Esa meseta está a 1.238 mts. Sobre el nivel del mar, tiene un diámetro de cerca de 500 mts. Sore el nivel del mar y parece ser no otra cosa que el antiguo cráter del volcán terraplaneado en parte con los productos arrancados por las aguas pluviales de las paredes, hoy casi destruidas del cráter y productos orgánicos, sedimentados en el fondo de una laguna cratérica. El punto más elevado del reborde del cráter está a 1.285 mts. Sobre el nivel del mar”, (Tomado de la Escuela Salvadoreña, año III, N°11, 1926.
En el tomo IV, N°15, la información es más escueta y un tanto contradictoria, no obstante, en ella se cita el investigador Montessus de Ballore, en la edición francesa de su obra (impresa en 1888), al hablar sobre el examen que le hizo al volcán de Conchagua en el Siglo pasado, dice: “… Más el examen que yo he hecho de este volcán no me permite suponer que éste haya tenido otras erupciones recientes que la de 1868. La colada sore la cual está el pueblo de Conchagua me parece más antigua.
De los anteriores apuntes podemos deducir que el fenómeno de la erupción del Volcán de Conchagua ye en qué tiempo se realizó sigue y continuará siendo un tema cuestionable y muy interesante; sin embargo he pretendido reforzar la tradición oral de nuestros bisabuelos y abuelos.
09 de Enero de 1993.
Cuando muere un niño
Escribir sobre costumbres y tradiciones será para mí bastante difícil porque estoy segura que se me escaparan muchos detalles, esto porque algunas las he visto y vivido pero que la memoria en algunos aspectos me puede ser infiel, así que mis disculpas anticipadas, y si algún conchagüense ve este blogs y me puede ayudar a refrescarlo será un honor para mi recibir las sugerencias.
Algunas costumbres que se han perdido:
CUANDO MUERE UN NIÑO
Me contaba que por esa época había dos formas de hacerse compadre cuando nacía un niño o niña, como por ese tiempo no había párroco en la Iglesia, este solamente llegaba en ocasiones especiales generalmente en las fiestas titulares o patronales, así que por lo general le echaban el agua (el agua bendita) y esa era la forma mas común de encompadrar, o esperar a que llegara el padre a realizar bautizos colectivos.
Cuando por algún motivo moría el infante (generalmente no sabían la causa de la muerte, pues no existía un servicio de salud en la comunidad), la voz que había muertillo (así se decía cuando moría un niño) los compadres inmediatamente invitaban a que los acompañaras a su grupo de amistades y se reunían en la casa del padrino de ahí salían en caravana hacia la casa del compadre, el padrino se hacia acompañar de la música de cuerdas, una palma con guirnalda y ramitos (esto eran elaborados de papel crespón ó papel de china) y cargaban una matata con chibolas (gaseosas) y el litro de guaro; llegaba hasta la entrada del terreno del compadre y el dueño de casa salía y le debía de decir “compadre esta casa es suya” y acto seguido el compadre entraba con su comitiva, empezaba la ceremonia con el “baile de la palma” este baile consistía en que los niños al compas de la música popular de la época bailaran la palma alrededor del muertillo, acto seguido se abría el baile para los adultos me decía Doña Aurora, que al final el pobre muertillo terminaba polvosito polvosito, (esto porque los pisos de las casas eran de tierra),el día siguiente era el entierro y el muertillo era cargado por niños. Cabe decir también que este evento no estaba rodeado de tristeza pues era un angelito que va al cielo, y esto se convertía además en un evento social del pueblo en donde se compartía comida (tamales, café y pan). La comunidad contribuía para el convivio desde llevar como presente dinero, hasta gallinas, hojas de huerta, leña, café, según fuera la capacidad económica de cada uno. Para la elaboración de los alimentos es costumbre que la familia paterna o materna ayude y se delega en una persona la responsabilidad para dirigir.
Creo que fué una muy bonita costumbre que desapareció, me recuerda una costumbre Garifuna (zona del Atlántico de Honduras) donde ellos lloran cuando nace un niño o niña, y al final de la vida indiferentemente niño o adulto ellos lo celebran con alegría.
Ryna Esperanza Ramírez de Díaz
El baile cinquiado
Corren los años 50, en adelante hasta finales de los setenta, desde mi casa que fue la primera Tienda del pueblo, mi padre Vicente Ramírez la bautizo como “Tienda La Colmenita”, observaba como en la fiesta Titular del Pueblo que celebramos en Enero, en honor a San Sebastián Mártir el día 19 de Enero bajaban de los cantones, jóvenes y adultos a la feria del Pueblo, a esa fecha ya estaban los juegos mecánicos, el 19 era el baile de gala, siempre llegaban orquestas por ejemplo : La Orquesta Zúñiga, Orquesta Hermanos Flores y otras de esa época .
Las personas que venían de los cantones disfrutaban esa noche de los juegos mecánicos (la voladora, la Chicao), mientras en la Alcaldía Municipal y posteriormente en la pista de baile estaba la fiesta de gala, la cual terminaba alrededor de las 2 de la madrugada, cuando las fiesta de gala se realizaba en la Alcaldía, solamente se esperaba que la Orquesta retirara sus instrumentos y comenzaba el baile cinquiado, para entonces ya era 20 de Enero.
Este baile casi en su totalidad se realizaba con las personas de los cantones, pues bien comenzaba porque llegaran las señoritas y señoras de la localidad invitadas previamente por el Comité de Festejos, los hombres hacían su presencia sin necesidad de invitación, los cohetes de vara reventados a esa hora indicaban que el baile se daba por iniciado. Los jóvenes hacían su recorrido visual y solicitaban bailar esa pieza a la joven, quien generalmente aceptaba y si desarrollaban simpatía entre ellos seguían bailando, bueno el nombre cinquiado es porque se cobraba cinco centavos de Colón por cada pieza que bailaban, ahora creo que habían cuando menos 150 parejas bailando, pero se preguntaran como cobraban esos cinco centavos, el Comité de Festejos ya había designado los cobradores, debieron ser como cuatro, comenzaban a cobrar de los extremos de la pista de baile y coincidían en el centro, debían tener mucha habilidad al cobrar porque al terminar la pieza de baile ellos debían haber recolectado el dinero de cada persona que bailó.
Me recuerdo que la generalidad guardaba el dinero en su mano que estaba colocado en la cintura de su bailadora y solamente lo soltaba cuando pasaba el cobrador de la fiesta, otros se colocaban la moneda en el orificio de la oreja y la retiraban hasta que se la daban al cobrador.
Yo disfruté algunas veces de esa fiesta, me encanta la música de cuerdas. Recuerdo la sencillez y el respeto de cada uno de esos jóvenes con los que tuve el privilegio de danzar.
Boda tradicional
Antes que todo, debo decir que este tipo de ceremonia implica en esta época un gasto económico muy fuerte, dado el costo de la vida actual y el ingreso promedio.
Debo de comenzar diciendo que en lo personal disfruté asistiendo a algunas bodas y me maravillé de nuestras costumbres, y ahora disfruto esos recuerdos.
La ceremonia comienza de unos días antes, eso porque hay que tener suficiente comida, mobiliario y espacio para recibir a los invitados.
Generalmente destazan un cerdo para hacer los tamales, suficientes gallinas rellenas orneadas, elaborar el tiste de bola (cacao, maiz, canela, achiote y azúcar) o la horchata para servirlo como refresco, cohetes de vara y haber invitado a la familia cercana para que nos colabore en la cocina y demás menesteres.
Para saber si uno es invitado a la fiesta, debemos esperar hasta el día de la boda cuando recibimos muy de mañana a una persona que nos lleva como presente un plato generalmente son de zinc y en el lleva: tamales, pan, un cartucho de café y azúcar y generalmente se dice: “Manda a decir Don Vicente Ramírez que le invita para que le acompañe a la boda de su hija Ryna Esperanza Ramírez que será a las 8 de la mañana en la Iglesia y luego acompañarlos al recibimiento que tendrá lugar en la casa del novio Carlos Díaz” y así se da uno por invitado oficialmente, el plato va envuelto en un mantel generalmente de manta con algún bordado.
Cuando uno es padrino implica otra ceremonia, por parte de los novios se les envía el almuerzo un día antes de la boda la ceremonia: Se le envía como almuerzo una gallina rellena, arroz, tortillas, postre (miel de yuca y manjar blanco), tiste de bola, chibolas (gaseosas), la ceremonia consiste en que cuando salen de la casa de donde han elaborado la comida revientan cohete de vara y quienes están pendientes de la ceremonia dicen ya va el almuerzo, generalmente pasan por la calle principal del pueblo, son hombres y van en fila india llevando el almuerzo no va tapado, esto para que todos puedan ver lo que llevan y cuando llegan donde los padrinos otro cohete de vara.
El día de la boda muy de madrugada se escuchan varios cohetes de vara, esto indica que los padrinos (varones) han salido de su casa para la casa del novio, los siguientes cohetes indican que las madrinas han salido a la casa de la novia, los siguientes cohetes indican que ya llegaron a las casas de los novios, tanto los padrinos como las madrinas ya previamente han invitado a personas allegadas para que los y las acompañen. Ya los novios conscientes del ritual comienza con el baño que darán los respectivos padrinos al novio y a la novia, luego empiezan a vestir los novios siempre los varones al varón y las mujeres a la novia, el papel que juegan los invitados a esa hora de la mañana consiste en que deberán ayudar a peinar y arreglar a los padres y familiares de los novios que ya han sido invitados previamente. Ya todos arregladitos (en la casa de la novia con familiares de la novia) se forma un circulo donde empieza la novia a hincarse primeramente delante de los padres, habla con ellos pidiendo perdón, y así sucesivamente con los que conforman el circulo. Estos matrimonios se realizan generalmente en misa de mañana, así que a esa hora aun no se ha ingerido alimento alguno, pues hay que comulgar y no se debe comer antes, el llamado a misa es de tres repiques, así que al segundo repique sale la novia y se revienta cohete de vara para su salida, las personas que viven por donde pasara la novia salen a verla que va del brazo de su padre y atrás la comitiva de personas que la acompañan, dentro de la comitiva va una persona con una valija con la ropa de la novia. Llegan los novios separados a la Iglesia y siempre acompañados de los cohetes de vara indicando su llegada. Se realiza la ceremonia, y luego salen los novios, esperándolos esta la Orquesta de cuerdas (bueno desde que tengo uso de razón era la Rayito de Luna, pero antes me comentaba mi padre que eran amenizados por una marimba ò por música de acordeón mi abuelo Chepe torres me decía era el mejor ejecutando) que empieza a ejecutar canciones acompañando a los novios y sus invitados donde será el recibimiento. Bueno y es ahí donde empieza otra parte de nuestras costumbres, se tiene ya la mesa de los novios y los padrinos, los demás podrán degustar la comida en otra mesa, una cosa curiosa es que las sillas o bancas están ubicadas al contorno de las paredes y las mesas al centro o en los patios o sea que uno come parado, siempre hay de todo en abundancia, yo únicamente vi fiesta de un día, pero me comentaba mi padre que alrededor de 1940 las fiestas eran de cinco días terminando con el día de las cocineras, que siendo mi padre muy pobre cuando se caso únicamente podía hacer la fiesta por un día pues solamente disponía de veinticinco gallinas para el festejo y eso no fue muy bien visto por los padres de crianza de mi madre, la fiesta de boda de mis padres fue amenizada por marimba . Debo comentarles que los padrinos aportaban a los gastos de la boda, según recuerdo ellos aportan en especie (música, gallinas, guaro, …) Bueno que decirles , me gustaría asistir aunque sea una vez mas a una ceremonia como esas, creo que hoy la disfrutaría más que ayer.
Compartir con personas como las de mi pueblo, merece uno vivirlo cada día. Cuando tengo la oportunidad de estar cerca de ellos disfruto y me enriquezco de conocimientos de mis raices.
Ryna Esperanza Ramírez de Díaz
San Salvador, Noviembre de 2009.