COSTUMBRES Y TRADICIONES
Escribir sobre costumbres y tradiciones será para mí bastante difícil porque estoy segura que se me escaparan muchos detalles, esto porque algunas las he visto y vivido pero que la memoria en algunos aspectos me puede ser infiel, así que mis disculpas anticipadas, y si algún conchagüense ve este blogs y me puede ayudar a refrescarlo será un honor para mi recibir las sugerencias.
Algunas costumbres que se han perdido:
CUANDO MUERE UN NIÑO
Escribir sobre costumbres y tradiciones será para mí bastante difícil porque estoy segura que se me escaparan muchos detalles, esto porque algunas las he visto y vivido pero que la memoria en algunos aspectos me puede ser infiel, así que mis disculpas anticipadas, y si algún conchagüense ve este blogs y me puede ayudar a refrescarlo será un honor para mi recibir las sugerencias.
Algunas costumbres que se han perdido:
CUANDO MUERE UN NIÑO
Deseo agradecer a la señora Aurora Ventura de Vásquez (que en paz descance), quien no siendo originaria de Conchagua, llegó a la localidad como esposa del secretario municipal, esto debió ser por la época de los años 1940- , y quien me logró transmitir por tradición oral esta costumbre.
Me contaba que por esa época había dos formas de hacerse compadre cuando nacía un niño o niña, como por ese tiempo no había párroco en la Iglesia, este solamente llegaba en ocasiones especiales generalmente en las fiestas titulares o patronales, así que por lo general le echaban el agua (el agua bendita) y esa era la forma mas común de encompadrar, o esperar a que llegara el padre a realizar bautizos colectivos.
Cuando por algún motivo moría el infante (generalmente no sabían la causa de la muerte, pues no existía un servicio de salud en la comunidad), la voz que había muertillo (así se decía cuando moría un niño) los compadres inmediatamente invitaban a que los acompañaras a su grupo de amistades y se reunían en la casa del padrino de ahí salían en caravana hacia la casa del compadre, el padrino se hacia acompañar de la música de cuerdas, una palma con guirnalda y ramitos (esto eran elaborados de papel crespón ó papel de china) y cargaban una matata con chibolas (gaseosas) y el litro de guaro; llegaba hasta la entrada del terreno del compadre y el dueño de casa salía y le debía de decir “compadre esta casa es suya” y acto seguido el compadre entraba con su comitiva, empezaba la ceremonia con el “baile de la palma” este baile consistía en que los niños al compas de la música popular de la época bailaran la palma alrededor del muertillo, acto seguido se abría el baile para los adultos me decía Doña Aurora, que al final el pobre muertillo terminaba polvosito polvosito, (esto porque los pisos de las casas eran de tierra),el día siguiente era el entierro y el muertillo era cargado por niños. Cabe decir también que este evento no estaba rodeado de tristeza pues era un angelito que va al cielo, y esto se convertía además en un evento social del pueblo en donde se compartía comida (tamales, café y pan). La comunidad contribuía para el convivio desde llevar como presente dinero, hasta gallinas, hojas de huerta, leña, café, según fuera la capacidad económica de cada uno. Para la elaboración de los alimentos es costumbre que la familia paterna o materna ayude y se delega en una persona la responsabilidad para dirigir.
Creo que fué una muy bonita costumbre que desapareció, me recuerda una costumbre Garifuna (zona del Atlántico de Honduras) donde ellos lloran cuando nace un niño o niña, y al final de la vida indiferentemente niño o adulto ellos lo celebran con alegría.
Ryna Esperanza Ramírez de Díaz
Noviembre de 2009.
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