VOLCANISMO
El Salvador, a lo largo de toda su historia geológica, se ha caracterizado por una gran actividad volcánica, la cual, al mismo tiempo, está estrechamente ligada a la actividad sísmica. Todo esto, sumado a la situación geográfica del país, ha sido determinante para que forma parte del llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”.
Todos los volcanes salvadoreños que aún se consideran activos, forman parte de la Cadena Volcánica Cuaternaria de América Central, relacionada, a su vez, con una zona de afallamiento que conserva una posición paralela a la costa del Pacífico. (22).
La Depresión de Nicaragua, que es un graben o fosa que atraviesa las Repúblicas de El Salvador, Nicaragua y el Norte de Costa Rica, , está formada precisamente por la zona de fallas anteriormente mencionada. Esta depresión se originó posiblemente de finales del Plioceno a principios del Pleistoceno. De acuerdo al criterio de Durr(23),el volcanismo del país tuvo su origen en el lado N. del grabe, deslizándose gradualmente hacia hacia el S. La distribución y edad relativa de los volcanes constituyen los hechos fundamentales que sirven de base para afirmar este criterio.
Se ha reconocido en El Salvador dos clases de volcanismo:
Volcanismo joven o activo, localizado al Norte del graben, el cual se conoce en el país con el nombre de “Fosa Central”
Volcanismo antiguo o extinguido, localizado al Norte del graben, en la unidad topográfica denominada “Montaña Interior”.
….
Volcán Conchagua (1243 m.s.n.m). Está situado al Oeste del Golfo de Fonseca, presenta en su cima dos picos: Cerro del Ocote y Cerro de la Bandera. Se trata de un volcán geológicamente hablando, viejo, con un relieve que demuestra claramente los efectos intensos de la erosión.
Por el hecho de que las erupciones que se atribuyen en tiempo histórico son bastante dudosas, Meyer-Abich manifiesta, que éste debería ser omitido de la lista de volcanes activos del país.
En lo que respecta a los materiales eruptados, únicamente se ha hecho mención de andesitas.
Las islas volcánicas situadas en el Golfo de Fonseca denominadas Conchaguüita y Meanguera, parecen ser más jóvenes que el Volcán de Conchagua; de ellas solamente tiene se conocimiento de una erupción perteneciente a la Isla Conchagüita. Desde el punto de vista petrográfico el basalto es la roca predominante.
(22) DENGO, G. “Estructura Geológica, Historia Tectónica y Morfología de América
Central”. México. Primera edición en español (ICAITI), Guatemala, 1968.
(23)DÜRR, F. “Energía Geotérmica”. Informe Geotérmico No.1. Servicio Geológico Nacional, San Salvador, 1960, 268 p.
El Salvador, a lo largo de toda su historia geológica, se ha caracterizado por una gran actividad volcánica, la cual, al mismo tiempo, está estrechamente ligada a la actividad sísmica. Todo esto, sumado a la situación geográfica del país, ha sido determinante para que forma parte del llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”.
Todos los volcanes salvadoreños que aún se consideran activos, forman parte de la Cadena Volcánica Cuaternaria de América Central, relacionada, a su vez, con una zona de afallamiento que conserva una posición paralela a la costa del Pacífico. (22).
La Depresión de Nicaragua, que es un graben o fosa que atraviesa las Repúblicas de El Salvador, Nicaragua y el Norte de Costa Rica, , está formada precisamente por la zona de fallas anteriormente mencionada. Esta depresión se originó posiblemente de finales del Plioceno a principios del Pleistoceno. De acuerdo al criterio de Durr(23),el volcanismo del país tuvo su origen en el lado N. del grabe, deslizándose gradualmente hacia hacia el S. La distribución y edad relativa de los volcanes constituyen los hechos fundamentales que sirven de base para afirmar este criterio.
Se ha reconocido en El Salvador dos clases de volcanismo:
Volcanismo joven o activo, localizado al Norte del graben, el cual se conoce en el país con el nombre de “Fosa Central”
Volcanismo antiguo o extinguido, localizado al Norte del graben, en la unidad topográfica denominada “Montaña Interior”.
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Volcán Conchagua (1243 m.s.n.m). Está situado al Oeste del Golfo de Fonseca, presenta en su cima dos picos: Cerro del Ocote y Cerro de la Bandera. Se trata de un volcán geológicamente hablando, viejo, con un relieve que demuestra claramente los efectos intensos de la erosión.
Por el hecho de que las erupciones que se atribuyen en tiempo histórico son bastante dudosas, Meyer-Abich manifiesta, que éste debería ser omitido de la lista de volcanes activos del país.
En lo que respecta a los materiales eruptados, únicamente se ha hecho mención de andesitas.
Las islas volcánicas situadas en el Golfo de Fonseca denominadas Conchaguüita y Meanguera, parecen ser más jóvenes que el Volcán de Conchagua; de ellas solamente tiene se conocimiento de una erupción perteneciente a la Isla Conchagüita. Desde el punto de vista petrográfico el basalto es la roca predominante.
(22) DENGO, G. “Estructura Geológica, Historia Tectónica y Morfología de América
Central”. México. Primera edición en español (ICAITI), Guatemala, 1968.
(23)DÜRR, F. “Energía Geotérmica”. Informe Geotérmico No.1. Servicio Geológico Nacional, San Salvador, 1960, 268 p.
CADENA VOLCÁNICA RECIENTE.
Sistema evidente de la actividad volcánica actual, esta cadena volcánica viene de Guatemala por el O., cruza El Salvador y continúa por el E. a través de Nicaragua y Costa Rica.
Se encuentra representado este sistema por volcanes aislados, grupos de volcanes y calderas volcánicas, con sus respectivos altiplanos y lomeríos intermedios. Los primeros son característicos por su forma de cono invertido, cuya forma representativa es la bien formada silueta del volcán Chaparrastique o de San Miguel, los segundos lo coronen las agrupaciones de volcanes que forman los macizos con sus valles y mesetas y el tercero o calderas volcánicas, que tenemos como ejempllos de este paisaje, las cuencas ocupadas por los lagos de Coatepeque y de Ilopango. Estas calderas volcánicas no presentan mayor protuberancia en el paisaje circundante, a no ser por el costado E. y SE. Del Lago de Coatepeque y el costado S. del Lago de Ilopango, que tienen caidads pronunciadas, la extensión de estas calderas dentro del sistema es reducida. Orientando esta cadena volcánica siempre de O. a E., tenemos primero el macizo volcánico del Santa Ana o Lamatepec en el cual los conos volcánicos, de la propia cadena de volcanes, tienen la forma de un cometa, cuya cabeza la forma el volcán de Santa con los conos de Las Cruces, Cerro Verde, San Marcelino e Izalco. Y los cerros Los Naranjos, El Águila, Las Ranas, Cachío, Cuyanausul, Launa Verde, Las Ninfas, La Cumbre y Grande de Apaneca, forman la cola que se extiende a partir del Santa Ana hacia el O. en forma de arco, cuya parte convexa se encuentra en dirección N. Y esta cola y el altiplanto, que también es parte de este macizo volcánico, el que se extiende confundido con el bloque montañoso Costero de Apaneca por lo que, como se dijo anteriormente, los suelos de esa Montaña Costera tienen mucha influencia en cenizas volcánicas, en el contacto con el macizo volcánico del Santa Ana.
Al pie y al E. del macizo volcánico del Santa Ana se encuentra la Caldera de Cloatepeque, después continúa el Valle de Zapotitán, citado en el sistema de la Fosa Central y que interrumpido en su extremo E. por el macizo volcánico del volcán de San Salvador, compuesto por los relieves del Picacho, El Boquerón y el Jabalí. A pocos kilómetros al E. se encuentra la caldera de Ilopango, la mayor responsable de la extensión de las cenizas volcánicas recientes en el país. En la misma dirección hacia el E. está el volcán de San Vicente o Chinchontepec con su subsidiario el Volcancito. Continúa el macizo volcánico del Tecaza, que comprende la reunión de los volcanes Tecaza y Usulután y los cerros El Tigre, El Taburete, Cerro Pelón y otros mezclados dentro del mismo macizo, conjuntamente con los altiplanos y valles, que comprende las áreas más planas. Casi a continuación se encuentra el macizo volcánico de San Miguel o Chaparrastique, con algunos conos volcánicos menos agrupados o más espaciados que los bloques anteriores; como son el cerroo o volcán de Chinameca, el cerro El Limbo y El Pacayal. Por último, en el extremo E. del país, está el volcán de Conchagua, que se encuentra completamente aislado y a cuyos se encuentra el Golfo de Fonseca.
Los suelos desarrollados o encontrados en esta cadena volcánica son todos originados de materiales piroclásticos y lavas por lo general basálticas. Las cimas de la mayoría de los volcanes como son el: Santa Ana, Izalco, San Salvador, San Vicente, Tecaza, Usulután, El Tigre, San Miguel y Conchagua, tienen abundante afloramientos rocosos o capas de escoria y suelos esqueléticos, no desarrollados, es decir en el inicio de su formación. El Izalco, por de la época reciente, carece aún de suelos. Los conos y las faldas de la mayoría de los volcanes tienen fuerte cantidad de piedras, pero en mayor cantidad la tienen el volcán de Conchagua, San Miguel, Tecaza, Usulután y El Taburete. El que aparentemente tiene menor cantidad de piedra es el de San Salvador; sim embargo, en gran extensión del mismo, se encuentra a veces aflorando y en otras a pocas profundidad, unas capas endurecidas e impermeables, conocidas localmente como Talpetate. Los suelos de los conos y faldas de todos los macizos volcánicos tienen como estratos subyacentes cenizas volcánicas y lapillo; allí se encuentras los suelos esqueléticos y otros de poco desarrollo, como son los andosoles (andepts), regosoles (entisoles) y algunos conocidos en el levantamiento general de suelos como integrados latosol pardo foresta, que en la clasificación taxonómica de los Estados Unidos pueden estar entre los integrados entre los alfisoles e inceptisoles o uno u otro independientemente, así como algunos molisoles, dependiendo de los análisis de caracterización de los suelos. En las faldas inferiores y planices del pie de monte de estos macizos montañosos del Santa Ana, San Vicente, Tecaza, San Miguel y Conchagua se encuentras los latosotes arcillo rojizos, además de algunos de los suelos nombrados anteriormente, como son los andosoles y regosoles. Los latosotes arcillo rojizos del Santa Ana y Tecaza se encuentran sin piedras en la superficie, por ser desarrollados de tovas cafesosas y lapillo; en cambio, los del San Miguel y Conchagua son muy pedregosos, son más influidos por lavas basálticas y andesíticas.
PAISAJE DEL GOLFO DE FONSECA
El Golfo de Fonseca es una profunda entrada del Océano Pacifico en el Istmo de América Central, hasta 50 km. De fondo y más de 70 km. de ancho. Su costa occidental pertenece a Ek Salvador, la entrada sureste a Nicaragua y las orillas del interior central a Honduras. Los volcanes Conchagua en el occidente y Cosigüina en el sureste forman frente a frente sus prominentes bastiones de entrada.
El Golfo de Fonseca presenta una depresión tectónica que se encuentra en la intersección de varias zonas de falla; el sistema de falla principal de oeste-este, la depresión de Comayagua del norte-sur y el sistema de falla de noroeste-sureste, sobre el cual se encuentran ambos volcanes de entrada al golfo. También las islas del Golfo son de origen volcánico.
Volcán Conchagua;
Es el último volcán grande en el este de El Salvador. Por su ubicación aislada como bastión de entrada al Golfo, presenta un paisaje especial que sobresale desde lejos y sirve de marca de navegación para facilitar a los marinos la entrada en el golfo. El volcán tiene dos cimas: el cerro de Ocote, en el poniente, con una elevación de 1243 m. (mapa oficial 1 : 200 00 de 1974)m y casi 2 km. Más al estenoreste, el propio Conchagua, con 1157 m. La cima poniente tiene un cráter acunado de 400 m. de diámetro y 30 m. de profundidad. Debajo del Conchagua se nota una profunda grieta de erosión. No hay señales de actividad volcánica reciente, pero sí existen algunas solfataras. La fuerte destrucción erosiva señala una edad mayor que la de los otros volcanes grandes más al oeste. El Conchagua pertenece a la Formación de Cuscatlán de la época Plioceno-Pleistoceno, que es más antigua que la de San Salvador, pero más joven que la del Bálsamo. Consta de efusivas endesíticas y basálticas del subtipo c3, pero también del c1. En el valle al poniente del volcán formado por éste y las estribaciones de la Sierra de Jucuarán, se encuentran varias pequeñas launas y pantanos: Los Negritos, El Pilón, Managuara y Los Chorros o Maquigüe. Los costados sur y este del volcán rompen en el pie formando una costa acantilada hacia el mar. Grandes partes del volcán están cubiertas por bosques, sobre todo las cimas y pendientes expuestas hacia el suroeste, sur y sureste.
p. 202-203
COSTA DEL VOLCÁN DE CONCHAGUA
Alrededor del volcán se forma en su pie una costa acantilada de 20 km. De largo, desde La Unión en el norte sobre la Punta El Chiquiorín en el este, y sobr el acantilado en la Hacienda Gualpirque (33 m.) ene. Sur, hasta el cerro Tamarindo (43 m.), como última estribación costera del volcán hacia el suroeste, situada frente a la punta de la Península El Tamarindo.
La costa entre La Unión y la Península El Chiquirín, que forma el extremo sur de la Bahía La Unión, es una zona transitoria entre la costa llana más al oeste y la rocosa o acantilada del volcán. Allá se encuentran playas de arena, a veces también de fango, separadas por salientes de lava y ceniza con cantiles de varios metros de alto, con bloques de roca, rocalla y material desagregado echados delante. Son biótopos favorables para cangrejos y moluscos.
La Península El Chiquirín, lleva en su punta más saliente del mismo nombre, un fanal sobre un mástil de 12 m. sobre la marca de pleamar. La costa sur de esta península consta de un acantilado de varios metros de alto, frente a cuyo pie se extiende la playa El Chiquirín llena de bloques de roca. La resaca ha esculpido algunos bastiones y formado grutas y cavernas.
Desde la Punta El Chiquirín, la costa corre hacia el suroeste demostrando la misma multiplicidad de formas en que alternan ensenadas con playas de arena, o piedra con salientes acantilados, donde los cantiles revelan la variedad de la composición petrográfica del pie del volcán. Más hacia el sur, donde se halla la zona de la Hacienda Gualpirque, se dirige de oeste a este un acantilado de màs de 1 km. de largo. Esta pendiente a pique de 33 m. de alto, que se nota bien desde el mar por su colorido rojizo, forma la costa de un cono llano, de tobas y cenizas como parte del volcán. Más hacia el suroeste el acantilado pierde altura y termina entre la Punta Bolsa o La Criba y el cerro El Tamarindo, 3 km. Mas al suroeste, donde ya se ha formado el pequeño Estero La Criba y un manglar frentae a la desembocadura del
Estero El Tamarindo.
p. 204-205
Bibliografía.
Geografía de El Salvador. V.I
Dirección de Publicaciones e Impresos
San Salvador.
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