EL VOLCÁN DE CONCHAGUA
POR: Prof. Gregorio García Torres
Hace algunos años, once para ser exacto, que no me tomaba el entretenido afán de escribir sobre este bello lugar, mi querido Conchagua, (o Santiago de la Conchagua como fue llamado desde el arribo de la época colonial).
Esta vez, gracias a la gentileza de Doña Ryna Esperanza Ramírez al proporcionarme un valioso material bibliográfico, y a petición suya, me he sentido motivado para escribir estos apuntes que considero y espero contribuirán a ampliar el conocimiento que tenemos sobre nuestro lugar de origen: la bella y atrctiva Villa de Conchagua.
En los tomos: IV, N°15, de fecha diciembre de 1953 y V, N°16, correspondiente a marzo de 1954, de la revista ANALES, del Museo Nacional “David J. Guzmán”, aparecen ciertas referencias con alguna documentación y seriedad científica acerca del poco conocido hecho de la erupción del Volcán de Conchagua, hecho cuyo relato intentaré resumir sieriviéndome del material que me fue facilitado.
En julio de 1926 se realizó un estudio geológico en la región del Golfo de Fonseca, a raíz de los frecuentes temblores registrados en el observatorio sismológico nacional, empezando por el Volcán de Conchagua, que presenta características de estar formando por dos masas volcánicas desiguales: una, más o menos cónica, llamada Cerro del Vigía o Cerro de la Bandera con 1.208 mts. De altitud, denominado así, porque en tiempos remotos era colocado ahí un vigía quién por medio de una bandera anunciaba la proximidad de algún barco que se acercaba al Golfo; la segunda, llamada, llamada Cerro del Pinar u Ocotepeque por existir en sus costumbres muchos árboles de pino, Ocote en lengua Pipil.
En el tomo V, N°16 de la citada revista, a páginas 65 y 66, en el artículo titulado, “El Volcán Conchagua”, el autor nos dice textualmente: “ A pesar de su forma volcánica y de las rocas eruptivas que encontramos en él, el Cerro del Vigía carece de cráter y es tal el aspecto que presenta su cima que difícilmente puede creerse que sea un volcán, aunque su cráter volcánico puede establecerse por su forma general y las rocas contitutivas del cono, pudiéndose afirmar como cosa muy probable que el Cerro del Vigía es un volcán hace muchísimos Siglos extinguido y parcialmente derruido por los terremotos y la acción del aire y de las aguas pluviales”.
Seguidamente, el articulista nos relata textualmente lo dicho por el Licenciado y Coronel Don Manuel Fernández en una obra suya impresa en 1869 en San Salvador, texto que transcribo a continuación:
“Este Volcán, dice, hizo su primera erupción el año pasado (1868) precedida de una temporada de temblores en el suelo circunvecino que duró unos tres días; cuyos temblores comenzaron desde el 11 de febrero tenían muy asustados a los habitantes del Puerto de La Unión. Juzgando el Señor Gobernador del Departamento que algo notable podría ocurrir entonces en la montaña, que indicase la causa de estos sacudimientos y los ruidos subterráneos que los precedían, mandó desde el 19 una comisión a la cumbre a explorar lo que en ella pasase. Llegada esa comisión al puno designado, observó del lado S. y como a dos terceras partes de la altura del volcán, que se desprendían grandes masas de piedras que rodeaban hasta la base, levantando densas nubes de polvo amarillo o ceniza; cuyos derrumbes se sucedían por intervalos de 20 minutos, poco más o menos, acompañados siempre de retumbos imponentes. La comisión sólo se detuvo unas cuatro horas haciendo esta observación y luego se regresó. El fenómeno continuó efectuándose en el mismo orden los días siguientes hasta que el 23 (febrero) a las 7 de la mañana comenzó el volcán a lanzar sin estrépito y sin causar daño alguno, grandes y vistosas columnas de humo por la abertura formada en el punto donde se desprendían las rocas envueltas en polvo y ceniza, quedando así consumada la erupción sin causar desgracias”.
En opinión del autor del artículo, el último párrafo citado por Fernández, en que se establece la erupción, no corresponde a la comisión enviada por el Gobernador y en él no se dice con qué fundamento se asegura tal cosa. En tal sentido, sigue argumentando el articulista, en 1868 el Volcán de Conchagua no hizo la referida erupción y tal como lo afirmó antes, debe admitirse que es un volcán extinguido desde los tiempos prehistóricos y desmantelado por los agentes denudadores.
“Arriba del Cerro del Pinar – dice la comisión enviada por el servicio sismológico – se encuentra una pequeña meseta llamada Plan de las Marias, de forma más o menos circular y rodeada de un alzamiento circular con picos. Esa meseta está a 1.238 mts. Sobre el nivel del mar, tiene un diámetro de cerca de 500 mts. Sore el nivel del mar y parece ser no otra cosa que el antiguo cráter del volcán terraplaneado en parte con los productos arrancados por las aguas pluviales de las paredes, hoy casi destruidas del cráter y productos orgánicos, sedimentados en el fondo de una laguna cratérica. El punto más elevado del reborde del cráter está a 1.285 mts. Sobre el nivel del mar”, (Tomado de la Escuela Salvadoreña, año III, N°11, 1926.
En el tomo IV, N°15, la información es más escueta y un tanto contradictoria, no obstante, en ella se cita el investigador Montessus de Ballore, en la edición francesa de su obra (impresa en 1888), al hablar sobre el examen que le hizo al volcán de Conchagua en el Siglo pasado, dice: “… Más el examen que yo he hecho de este volcán no me permite suponer que éste haya tenido otras erupciones recientes que la de 1868. La colada sore la cual está el pueblo de Conchagua me parece más antigua.
De los anteriores apuntes podemos deducir que el fenómeno de la erupción del Volcán de Conchagua ye en qué tiempo se realizó sigue y continuará siendo un tema cuestionable y muy interesante; sin embargo he pretendido reforzar la tradición oral de nuestros bisabuelos y abuelos.
POR: Prof. Gregorio García Torres
Hace algunos años, once para ser exacto, que no me tomaba el entretenido afán de escribir sobre este bello lugar, mi querido Conchagua, (o Santiago de la Conchagua como fue llamado desde el arribo de la época colonial).
Esta vez, gracias a la gentileza de Doña Ryna Esperanza Ramírez al proporcionarme un valioso material bibliográfico, y a petición suya, me he sentido motivado para escribir estos apuntes que considero y espero contribuirán a ampliar el conocimiento que tenemos sobre nuestro lugar de origen: la bella y atrctiva Villa de Conchagua.
En los tomos: IV, N°15, de fecha diciembre de 1953 y V, N°16, correspondiente a marzo de 1954, de la revista ANALES, del Museo Nacional “David J. Guzmán”, aparecen ciertas referencias con alguna documentación y seriedad científica acerca del poco conocido hecho de la erupción del Volcán de Conchagua, hecho cuyo relato intentaré resumir sieriviéndome del material que me fue facilitado.
En julio de 1926 se realizó un estudio geológico en la región del Golfo de Fonseca, a raíz de los frecuentes temblores registrados en el observatorio sismológico nacional, empezando por el Volcán de Conchagua, que presenta características de estar formando por dos masas volcánicas desiguales: una, más o menos cónica, llamada Cerro del Vigía o Cerro de la Bandera con 1.208 mts. De altitud, denominado así, porque en tiempos remotos era colocado ahí un vigía quién por medio de una bandera anunciaba la proximidad de algún barco que se acercaba al Golfo; la segunda, llamada, llamada Cerro del Pinar u Ocotepeque por existir en sus costumbres muchos árboles de pino, Ocote en lengua Pipil.
En el tomo V, N°16 de la citada revista, a páginas 65 y 66, en el artículo titulado, “El Volcán Conchagua”, el autor nos dice textualmente: “ A pesar de su forma volcánica y de las rocas eruptivas que encontramos en él, el Cerro del Vigía carece de cráter y es tal el aspecto que presenta su cima que difícilmente puede creerse que sea un volcán, aunque su cráter volcánico puede establecerse por su forma general y las rocas contitutivas del cono, pudiéndose afirmar como cosa muy probable que el Cerro del Vigía es un volcán hace muchísimos Siglos extinguido y parcialmente derruido por los terremotos y la acción del aire y de las aguas pluviales”.
Seguidamente, el articulista nos relata textualmente lo dicho por el Licenciado y Coronel Don Manuel Fernández en una obra suya impresa en 1869 en San Salvador, texto que transcribo a continuación:
“Este Volcán, dice, hizo su primera erupción el año pasado (1868) precedida de una temporada de temblores en el suelo circunvecino que duró unos tres días; cuyos temblores comenzaron desde el 11 de febrero tenían muy asustados a los habitantes del Puerto de La Unión. Juzgando el Señor Gobernador del Departamento que algo notable podría ocurrir entonces en la montaña, que indicase la causa de estos sacudimientos y los ruidos subterráneos que los precedían, mandó desde el 19 una comisión a la cumbre a explorar lo que en ella pasase. Llegada esa comisión al puno designado, observó del lado S. y como a dos terceras partes de la altura del volcán, que se desprendían grandes masas de piedras que rodeaban hasta la base, levantando densas nubes de polvo amarillo o ceniza; cuyos derrumbes se sucedían por intervalos de 20 minutos, poco más o menos, acompañados siempre de retumbos imponentes. La comisión sólo se detuvo unas cuatro horas haciendo esta observación y luego se regresó. El fenómeno continuó efectuándose en el mismo orden los días siguientes hasta que el 23 (febrero) a las 7 de la mañana comenzó el volcán a lanzar sin estrépito y sin causar daño alguno, grandes y vistosas columnas de humo por la abertura formada en el punto donde se desprendían las rocas envueltas en polvo y ceniza, quedando así consumada la erupción sin causar desgracias”.
En opinión del autor del artículo, el último párrafo citado por Fernández, en que se establece la erupción, no corresponde a la comisión enviada por el Gobernador y en él no se dice con qué fundamento se asegura tal cosa. En tal sentido, sigue argumentando el articulista, en 1868 el Volcán de Conchagua no hizo la referida erupción y tal como lo afirmó antes, debe admitirse que es un volcán extinguido desde los tiempos prehistóricos y desmantelado por los agentes denudadores.
“Arriba del Cerro del Pinar – dice la comisión enviada por el servicio sismológico – se encuentra una pequeña meseta llamada Plan de las Marias, de forma más o menos circular y rodeada de un alzamiento circular con picos. Esa meseta está a 1.238 mts. Sobre el nivel del mar, tiene un diámetro de cerca de 500 mts. Sore el nivel del mar y parece ser no otra cosa que el antiguo cráter del volcán terraplaneado en parte con los productos arrancados por las aguas pluviales de las paredes, hoy casi destruidas del cráter y productos orgánicos, sedimentados en el fondo de una laguna cratérica. El punto más elevado del reborde del cráter está a 1.285 mts. Sobre el nivel del mar”, (Tomado de la Escuela Salvadoreña, año III, N°11, 1926.
En el tomo IV, N°15, la información es más escueta y un tanto contradictoria, no obstante, en ella se cita el investigador Montessus de Ballore, en la edición francesa de su obra (impresa en 1888), al hablar sobre el examen que le hizo al volcán de Conchagua en el Siglo pasado, dice: “… Más el examen que yo he hecho de este volcán no me permite suponer que éste haya tenido otras erupciones recientes que la de 1868. La colada sore la cual está el pueblo de Conchagua me parece más antigua.
De los anteriores apuntes podemos deducir que el fenómeno de la erupción del Volcán de Conchagua ye en qué tiempo se realizó sigue y continuará siendo un tema cuestionable y muy interesante; sin embargo he pretendido reforzar la tradición oral de nuestros bisabuelos y abuelos.
09 de Enero de 1993.
1 comentario:
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